Era su primera intervención del año, en un cónclave que el PP centró
en la reforma de la Administración local y que, sin embargo, se ha
convertido en un púlpito obligado de los dirigentes del partido contra
la corrupción. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se ha dirigido
esta mañana a sus alcaldes y militantes en pleno vendaval por las cuentas suizas en las que Luis Bárcenas
tuvo hasta 22 millones de euros. Pero ya le han preguntado sobre el
particular. “Señor Rajoy, ¿hubo sobresueldos en el PP?”, le han
preguntado los periodistas a mariano Rajoy. “Sí, hombre”, ha ironizado
el presidente.
El extesorero que dimitió por su implicación en el caso Gürtel y que renunció a su militancia en 2010 a pesar de que dispone todavía de una sala de trabajo en Génova fue precisamente uno de los dirigentes más defendidos por Rajoy. Y por este último capítulo de la trama de corrupción que desde el miércoles convulsiona al partido, todos esperan que el jefe del Ejecutivo lance hoy en la unión intermunicipal de Almería un mensaje contundente. Sin duda el mensaje interno de mayor relevancia desde que llegó a La Moncloa, en noviembre de 2011.
En cualquier caso, la esperanza de muchos en el PP es que Rajoy vaya más allá de esas “sorpresa e indignación” que desde que lo fijara el argumentario difundido con el asunto de “urgente” en la mañana del viernes han repetido casi todos los dirigentes, incluida la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Y pese a que el entorno de la cúpula del PP asegura en público y en privado que esos millones localizados en Suiza no tienen que ver con la financiación del partido, algunas sensaciones que estaban exentas de sospechas sobre la actividad de Bárcenas y cómo pudo aprovecharse de su cargo en el partido. La dirección del PP ha dado, cada día, un nuevo paso para dejarle solo.
Desde la absoluta indefinición que marcó la comparecencia del miércoles del ministro de Economía, Luis de Guindos, y del número tres del PP, el vicesecretario de Organización y Electoral Carlos Floriano, el partido ha movido ficha dos veces. Primero la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y el portavoz parlamentario, Alfonso Alonso, hablaron de indignación por esas cuentas que investiga la justicia. Y finalmente, Cospedal quiso dejar bien claro ayer que “en el PP, quien la hace la paga, y que cada uno aguante su vela”.
Nadie, sin embargo, se ha pronunciado todavía sobre esa comisión de investigación interna para aclarar las actividades de Bárcenas en Génova que reclaman algunos barones como la expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre, el valenciano Alberto Fabra o el extremeño José Antonio Monago. El extesorero, pese a mantener cajas con documentos en Génova, nunca escondió haberse llevado a su casa material delicado. Y, según contó en ocasiones, todos le temían por eso y nadie se atrevía a tocarle. Hasta que alguien habló de chantaje y Rajoy tuvo que desmentir una extorsión: “A mí Bárcenas no me ha chantajeado”. Ayer, volvió a hacerlo públicamente Arenas, quien negó que en algún momento se haya producido un chantaje.
El extesorero que dimitió por su implicación en el caso Gürtel y que renunció a su militancia en 2010 a pesar de que dispone todavía de una sala de trabajo en Génova fue precisamente uno de los dirigentes más defendidos por Rajoy. Y por este último capítulo de la trama de corrupción que desde el miércoles convulsiona al partido, todos esperan que el jefe del Ejecutivo lance hoy en la unión intermunicipal de Almería un mensaje contundente. Sin duda el mensaje interno de mayor relevancia desde que llegó a La Moncloa, en noviembre de 2011.
En cualquier caso, la esperanza de muchos en el PP es que Rajoy vaya más allá de esas “sorpresa e indignación” que desde que lo fijara el argumentario difundido con el asunto de “urgente” en la mañana del viernes han repetido casi todos los dirigentes, incluida la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Y pese a que el entorno de la cúpula del PP asegura en público y en privado que esos millones localizados en Suiza no tienen que ver con la financiación del partido, algunas sensaciones que estaban exentas de sospechas sobre la actividad de Bárcenas y cómo pudo aprovecharse de su cargo en el partido. La dirección del PP ha dado, cada día, un nuevo paso para dejarle solo.
Desde la absoluta indefinición que marcó la comparecencia del miércoles del ministro de Economía, Luis de Guindos, y del número tres del PP, el vicesecretario de Organización y Electoral Carlos Floriano, el partido ha movido ficha dos veces. Primero la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y el portavoz parlamentario, Alfonso Alonso, hablaron de indignación por esas cuentas que investiga la justicia. Y finalmente, Cospedal quiso dejar bien claro ayer que “en el PP, quien la hace la paga, y que cada uno aguante su vela”.
Nadie, sin embargo, se ha pronunciado todavía sobre esa comisión de investigación interna para aclarar las actividades de Bárcenas en Génova que reclaman algunos barones como la expresidenta de la Comunidad de Madrid Esperanza Aguirre, el valenciano Alberto Fabra o el extremeño José Antonio Monago. El extesorero, pese a mantener cajas con documentos en Génova, nunca escondió haberse llevado a su casa material delicado. Y, según contó en ocasiones, todos le temían por eso y nadie se atrevía a tocarle. Hasta que alguien habló de chantaje y Rajoy tuvo que desmentir una extorsión: “A mí Bárcenas no me ha chantajeado”. Ayer, volvió a hacerlo públicamente Arenas, quien negó que en algún momento se haya producido un chantaje.