Tommy es cuidado y alimentado por los habitantes del pueblo (Prensa Libre: Il Messaggero).
A partir del fallecimiento de su dueña hace dos meses, Tommy asiste
diariamente a la Iglesia de Maria Asunta, en el sur de Italia, donde
espera el regreso de su anciana propietaria. Con autorización del
párroco, el pastor alemán participa de todos los bautismos, bodas y
entierros.
Desde que murió la dueña hace dos meses, su perro Tommy
asiste todos los días a misa en la Iglesia de Maria Asunta, en San
Donaci, en el sur de Italia, donde espera el regreso de la anciana
propietaria.
El perro, un pastor alemán de 12 años, pasa todos los días de la plaza central del pueblito, en donde se reúnen los ancianos, a la iglesia y se instala al lado del altar, con autorización del párroco.
Tommy no dejó de ir ni un día a la iglesia desde que asistió a las exequias de su dueña, cuenta el diario Il Messaggero.
Desde entonces, el párroco, Donato Panna, le permite entrar al templo para asistir a bautizos, bodas y entierros.
Apenas escucha las campanas o ve llegar el coche fúnebre, el perro entra a la iglesia y sigue al ataúd como si la dueña pudiera resucitar.
Tommy era un perro vagabundo que la dueña adoptó; ahora que quedó solo, todo el pueblo lo protege, lo alimenta y acaricia como emblema de fidelidad.
El perro, un pastor alemán de 12 años, pasa todos los días de la plaza central del pueblito, en donde se reúnen los ancianos, a la iglesia y se instala al lado del altar, con autorización del párroco.
Tommy no dejó de ir ni un día a la iglesia desde que asistió a las exequias de su dueña, cuenta el diario Il Messaggero.
Desde entonces, el párroco, Donato Panna, le permite entrar al templo para asistir a bautizos, bodas y entierros.
Apenas escucha las campanas o ve llegar el coche fúnebre, el perro entra a la iglesia y sigue al ataúd como si la dueña pudiera resucitar.
Tommy era un perro vagabundo que la dueña adoptó; ahora que quedó solo, todo el pueblo lo protege, lo alimenta y acaricia como emblema de fidelidad.