Repasando la historia de nuestro pueblo durante
el gobierno del cuarto conde, Pedro José Gutiérrez de los Ríos, parece
que los ciclos de bonanza y vacas flacas, el endeudamiento, la especulación y
sobre todo, que los más pobres son los que pagaban el pato, no es algo exclusivo
del siglo XXI.
A pesar de todos los grandes avances realizados
por el tercer conde desde la segunda mitad del siglo XVII y hasta los primeros
años del XVIII (la creación de los molinos de harina, de fábricas de seda y
paños, los batanes, las huertas, el reparto de las tierras con censo
enfitéutico...) el vencindario de Fernán Núñez empieza a agotarse por los años
de malas cosechas que imperaban en torno a 1720.
Los fernannuñenses no pueden pagar los tributos
reales para el mantenimiento de los ejércitos que mantienen en el poder a Felipe
V y en vista de ello, el Concejo del pueblo, en primer lugar, entrega numerosas
partidas de trigo a los vecinos del Pósito municipal, los conocidos como
Silos de San Mateo y San Bartolomé, situados en la actual calle San
Marcos, próximos al paseo, construídos en el siglo XVI. Además acuerda vender
algunas fanegas de las tierras comunes de la villa y así poder hacer frente a
los tributos reales.
En 1730 empeora la
situación, la deuda con la Real Hacienda asciende a 1.260.858 de maravedíes, que
el pueblo no puede satisfacer a pesar de múltiples requerimientos,
apercibimientos y amenazas. El cuarto conde, afincado en Cádiz, cuando viene a
la villa se dedica a la caza, su distracción favorita y para ello mandó acotar
todas las tierras de la jurisdicción y publicar bandos y pregones anunciando las
penas en que incurrirían los vecinos si fuesen sorprendidos cazando en los
terrenos vedados.
Solar donde se ubicaban los Silos de San Mateo y San Bartolomé |
La climatología se une a las desgracias: una
sequía atípica azota Andalucía entre 1733 y 1737, siendo nefasta para los campos
de Fernán Núñez y encima, en 1734 se recibe la orden de suministrar a dos
Compañías de Regimiento de Caballería de Sevilla, alojadas en La Rambla con 1011
raciones de pan, 130 fanegas de cebada y 414 arrobas de paja, cada mes mientras
dichas tropas permaneciesen en la población vecina.
Con el paso del tiempo el rey Felipe V por fin
reacciona y decide rebajar su deuda a la tercera parte, pero en ese mismo año de
1734 se agrava la situación: el Concejo se da cuenta de que el pan que se
reparte al vecindario está siendo objeto de la especulación por parte de
traficantes que vienen de fuera. El Concejo acuerda establecer la "taca" oficial
de venta de pan. No me queda muy claro como funcionaba este control pero según
la información del cronista Crespín Cuesta, parece que el Concejo repartía a
los panaderos el trigo y estos almacenan el pan amasado en tacas (alacenas) de
sus panaderías, para la venta al vecindario que también la realizaba o
supervisaba un capitular (alguien que formaba parte del Concejo) que se
encargaba de expenderlo al precio de cinco cuartos cada libra de treinta dos
onzas (medio kilo aproximadamente)
El sistema se mantuvo hasta el verano de 1735,
cesando su actividad por dos motivos:
- Algunas veces se vendía a vecinos de
Montemayor donde la libra valía cinco cuartos y medio. Por lo que el Concejo se
ve obligado a establecer el mismo precio en Fernán Núñez.
- Se consume todo el trigo del Pósito
La cosa no mejoró y durante todo el invierno y
primavera de 1738 siguieron acusándose los efectos de la falta de cosechas
agontando nuevamente lo poco que se había ingresado en el Pósito fernannuñense y
acudiéndose a otro pósito que poseía la iglesia de la villa, con el que solo se
abasteció el pueblo para una semana más.
Finalmente se recurre al Corregidor de
Antequera que además era Intendente General de Granos de Andalucía que terminó
proporcionando 139 fanegas que habría que ir a buscar al puerto de Málaga, pero
encontrando a mejor precio en Sevilla, las rechaza. El prestamista que pagó las
fanegas de Málaga fallece y se gastó más dinero en nuevas negociaciones las
cuales aumentaron considerablemente el precio del grano, mermando más la
situación. Finalmente se recogió el trigo de Málaga y se llevó al Pósito de la
villa.
Mientras, en Fernán Núñez, moría de hambre una persona al día.
Mientras, en Fernán Núñez, moría de hambre una persona al día.
· Información editada procedente de:
- Historia de la Villa
de Fernán Núñez. Francisco Crespín Cuesta. 1994.