Os presento a un niño cuya ilusión era formar parte de “la banda de cornetas y tambores”. Fue durante años redoblante en mi querido pueblo, dando todo lo que podía y sentir la Semana Santa como lo más sagrado en esos días en su corazón.
Amigos/as, paisanos/as. Dedico este poema y la foto de este niño solitario.
A mi tierra querida, paisanos, amigos y personas que transcurrido el tiempo, no se encuentran entre nosotros pero… que se hubieran alegrado de ver este recuerdo. A todos vosotros y a ellos; os dedico este trozo de mi vida humilde y sencilla.
Muchos besos y abrazos de corazón.
Francisco Espejo Álvarez