REY. Barnabas Dlamini, en el ojo de la tormenta.
Edición impresa. Unas 80 mil jóvenes desfilaron semidesnudas para el rey que busca a su decimotercera esposa, informa el Diario Crónica.
El rey de Suazilandia, Barnabas Dlamini, eligió
entre 80 mil mujeres vírgenes que desfilaron para él. El mandatario
busca a su 13ª esposa.
La procesión forma parte de un ritual que cada vez recibe a más turistas de todo el mundo. Con collares y faldas cortas, las postulantes demuestran su disponibilidad para casarse. Con una danza típica se dan a conocer al jefe de su región y sueñan con ser una mujer más en la larga lista que ostenta el líder. Ya son 12 las esposas del rey y en cualquier momento la lista puede crecer.
“Me gusta ir allí porque soy virgen y quiero demostrar a todos que lo soy”, comentó una de las integrantes del cortejo. Y agregó: “Llegar a ser la mujer del rey es todo para nosotras. Implica una mejora en nuestras vidas que es, por cierto, muy dura en este país. Nosotros nos preparamos para este desfille que se lleva a cabo una vez por año.Vienen turistas de todas partes a los que les explicamos lo que es este ritual”.
Los turistas que se acercan a la región adoptaron la costumbre nativa como un atractivo, a pesar de que la población de Suazilandia es una de las más pobres del planeta.
La nación africana está al borde de la bancarrota, uno de cada cuatro adultos está infectado por el VIH y la esperanza de vida del reino no supera los 48 años. El sueldo mensual de un trabajador suazi es de 60 dólares. “Si viajas por el país, verás que el 70% de la gente no tiene ni electricidad ni carreteras ni escuelas. Es una proyección absolutamente falsa de lo que es Suazilandia”, aseguran los expertos.
El índice de mortalidad infantil ha aumentado cerca de un 50% como consecuencia de la transmisión materno-infantil del sida. La enfermedad causa un círculo vicioso al desestructurar las familias. A menudo los niños y niñas huérfanos caen en la pobreza y el hambre y abandonan la escuela, con lo que incurren en un mayor riesgo de ser víctimas de violencia, violaciones y maltrato.
La desnutrición crónica afecta el 40% de los niños y niñas. Para colmo, Suazilandia padece una grave carencia de profesionales sanitarios calificados.
La procesión forma parte de un ritual que cada vez recibe a más turistas de todo el mundo. Con collares y faldas cortas, las postulantes demuestran su disponibilidad para casarse. Con una danza típica se dan a conocer al jefe de su región y sueñan con ser una mujer más en la larga lista que ostenta el líder. Ya son 12 las esposas del rey y en cualquier momento la lista puede crecer.
“Me gusta ir allí porque soy virgen y quiero demostrar a todos que lo soy”, comentó una de las integrantes del cortejo. Y agregó: “Llegar a ser la mujer del rey es todo para nosotras. Implica una mejora en nuestras vidas que es, por cierto, muy dura en este país. Nosotros nos preparamos para este desfille que se lleva a cabo una vez por año.Vienen turistas de todas partes a los que les explicamos lo que es este ritual”.
Los turistas que se acercan a la región adoptaron la costumbre nativa como un atractivo, a pesar de que la población de Suazilandia es una de las más pobres del planeta.
La nación africana está al borde de la bancarrota, uno de cada cuatro adultos está infectado por el VIH y la esperanza de vida del reino no supera los 48 años. El sueldo mensual de un trabajador suazi es de 60 dólares. “Si viajas por el país, verás que el 70% de la gente no tiene ni electricidad ni carreteras ni escuelas. Es una proyección absolutamente falsa de lo que es Suazilandia”, aseguran los expertos.
El índice de mortalidad infantil ha aumentado cerca de un 50% como consecuencia de la transmisión materno-infantil del sida. La enfermedad causa un círculo vicioso al desestructurar las familias. A menudo los niños y niñas huérfanos caen en la pobreza y el hambre y abandonan la escuela, con lo que incurren en un mayor riesgo de ser víctimas de violencia, violaciones y maltrato.
La desnutrición crónica afecta el 40% de los niños y niñas. Para colmo, Suazilandia padece una grave carencia de profesionales sanitarios calificados.