miércoles, 19 de enero de 2022

LA CALLE MORISCOS

 Puede ser una imagen de 3 personas y al aire libreL

 

A CALLE MORISCOS

D. José María Rey y Heredia, nació en una casa de la calle de los Moriscos, en el dia 6 de agosto de 1818, siendo sus padres D. Francisco Rey y Dª. Josefa Heredia, personas estimadisimas, aunque de escasa fortuna, y administrándole el bautismo en la parroquia de Santa Marina, su señor tio el presbítero D. Pedro de Heredia y Cisneros.

Estudió las primeras letras en las Escuelas Pias, llamadas generalmente de la Compañia, y después latin con el preceptor particular Don Juan Monroy, quien viendo en su jóven discipulo un talento privilegiado, escitó a sus padres a que lo dedicasen a alguna carrera literaria, y ellos ansiosos de su bien, hicieron cuantos sacrificios les fué posible hasta ver a su hijo en el seminario de San Pelagio, donde ingresó de interno en 1º de octubre de 1833, logrando al segundo año el premio de beca entera, y en todos los once que constituian su carrera.

En 11 de septiembre de 1851, contrajo matrimonio en la parroquia de San Pedro de esta ciudad con la bella y virtuosa Srta. Dª. Teresa Gorrindo y Castro.

Más la voluble suerte, pronta siempre a varias, causando tantos males como bienes, no tardó en traer la desgracia a ésta nueva familia cuando más felices se juzgaban con las infantiles caricias de un hijo, nacido en Madrid en 18 de febrero de 1854, hoy abogado del Ilustre Colegio de esta capital; su virtuosa madre, atacada de una grave y penosa enfermedad contra la que no bastaron las saludables brisas de nuestra sierra, murió en una de sus huertas en 24 de abril de 1856, a la temprana edad de veinticuatro años.

Desde 1851 se ocupaba D. José Rey y Heredia, primero en varios opúsculos y después reuniéndolos en una sola obra, en escribir la que hará que su nombre sea una honra no sólo para Córdoba, su patria, sino para toda la nación española: nos referimos a su Teoría transcendental de las cantidades imaginarias, que nuestro malogrado amigo dejó inédita. La incurable enfermedad que le aquejaba, iba rápidamente acortando su preciosa vida, viniendo a perderla en el mismo lugar en que yacia su amante compañera y en el que ambos habían nacido: el 18 de febrero de 1861, en que dejó de existir, fué un verdadero dia de luto para Córdoba.

Texto: Paseos por Córdoba de Teodomiro

No hay comentarios:

Publicar un comentario