El muchacho, que se encontraba cenando en familia en el momento del incidente, no quiso presentar denuncia porque, según su versión, el daño no había sido intencionado. Al parecer, su cuñado había estado tratando de convencerle durante toda la velada, de que en las películas las agresiones con botellas de vidrio y objetos contundentes no duelen. Para comprobarlo, el familiar le había atizado con una botella de vino que, además, estaba llena.
“Sí que duele, y mucho”, manifestó el hombre a la salida del hospital. “Supongo que me habrá pasado porque no soy buen actor, apenas sé mentir. Pero lo que más me ha dolido no ha sido el botellazo, sino que nadie de mi familia me haya acompañado. Han preferido seguir cenando, riendo a mi costa. Seguro que cuando regrese me tocará a mí limpiar la sangre”.
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