El hábito de ir de compras está tan arraigado a nuestra cultura que ni siquiera lo pensamos dos veces cuando llega el momento. Agarramos un carro, caminamos a lo largo y ancho de la tienda, escogemos los alimentos que queremos, pagamos y nos vamos. Sin embargo, cada supermercado es una máquina bien engrasada, empeñada en conseguir que los cliente gasten tanto dinero como sea posible sin que ni siquiera se den cuenta, y tienen algunos trucos en la manga para asegurarse que eso suceda. Y aunque todo parezca un caos, los diseños son algo muy científico, y todo está en ese lugar por una razón. ¡No te lo pierdas!
1. Las colas de las cajas están apretadas por una razón
A todos nos ha pasado, tenemos el carro lleno de artículos y nos ponemos en la cola a esperar nuestro turno. Sin embargo, de repente nos damos cuenta de que algo de lo que hemos cogido no nos hace falta realmente, y queremos dejarlo de nuevo en su sitio. Hay quienes se toman la molestia de hacer esperar a los de atrás y vuelven a colocarlo en su sitio; otros, simplemente lo dejan apartados a un lado de la caja. De cualquier manera, las cajas están apretadas por una razón particular: si hay mucha gente esperando, no es de recibo volver a dejar un artículo, por lo que tomas la decisión subconsciente de comprar dicho producto con tal no dejar tu sitio.
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2. Rociar agua sobre los productos no los mantiene frescos
Es cierto que este hábito no es tan común, pero hay ocasiones en las que los alimentos del pasillo de frutas y verduras están mojados, de alguna manera, con agua. Esto es otra estrategia de marketing que realizan los supermercados: Para empezar, pulverizar algo de agua por encima hace que estos productos se vean más brillantes y, por lo tanto, más apetecibles. Y por otro lado, también acaba agregándole algo de peso adicional para que, en definitiva, te acabe costando más por poco que sea. Sin embargo, no solo el agua no tiene nada que ver con mantenerlas frescas, sino que encima hace que se pudran más rápido.
3. Las frutas y verduras son asquerosas
Cabe mencionar que en algunos países, esta práctica esta prohibida. Sin embargo, todavía hay un montón de lugares en los que la gente puede agarrar a su antojo la fruta y la verdura para comprobar si realmente está madura, demasiado dura, blanda, y si tiene el aspecto deseado. ¿Conoces ese momento en el que agarras un melocotón, lo tocas para ver si está bien, y luego lo vuelves a dejar en la cesta si no te convence? Imagina la inmensa cantidad de personas que hacen lo mismo que tú, además de sus niños pequeños. Las manos están repletas de bacterias (no sabes lo que ha tocado cada uno), y casi todas acaban pegadas a la fruta. Intenta usar guantes en la medida de lo posible.
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4. Las colas de las cajas son un abanico de tentaciones
Obviamente no podía ser menos. Todas esas revistas brillantes con imágenes que llaman la atención, dulces exquisitos, gomas de mascar de todos los sabores y otros utensilios aparentemente inútiles están en la mayorías de las cajas por una razón muy obvia. Los propietarios de los supermercados saben bien que, mientras esperas tu turno para pagar, podrías verte tentado a adquirir algunos de esos artículos. Admítelo: tú también te has distraído en varias ocasiones y seguro que has agarrado algo de esa zona. ¿Verdad?
5. Practican el “reacondicionamiento de alimentos”
Básicamente, las empresas de alimentos deben mantener sus costes tan bajos como sea posible, por lo que ocasionalmente, cuando la comida se ve imperfecta o ha caducado, se devuelve al proveedor para un “reacondicionamiento”. A veces son prácticas bastante benignas, como reafirmar las pastas en harina de sémola. Pero de vez en cuando es más nefasto, como el momento en que el jugo de manzana mohoso se vuelve a recalentar antes de ser empaquetado de nuevo, o cuando un helado de fresa caducado se devuelve y se convierte en helado de chocolate. ¡Francamente asqueroso!
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6. El orden y el precio
En la mayoría de ocasiones es complicado controlar la cantidad de alimentos que metemos en el carrito o cesta, aunque sí es cierto que podemos elegir que sean lo más saludables posible. Para llevarlo a cabo, intenta comenzar tus compras por la zona de frutas y verdura siempre que sea posible, así llenarás más rápido el carro y evitarás adquirir otras cosas innecesarias. Por otro lado, casi todos los tipos de granos, como los cereales, el azúcar, la sal y las especies, vienen en marcas “blancas” o propias del supermercado que son mucho más baratas que las conocidas, tienen un precio mucho más bajo y prácticamente las mismas propiedades. Eligiéndolas conseguirás ahorrar bastante dinero a largo plazo.
7. Las etiquetas y los productos de primera fila
Para empezar, un estudio reciente encontró que hasta un tercio de todos los pescados que encontramos en la zona de los congelados están mal etiquetados, con pescados costosos como el atún siendo sustituidos por otros “similares”. Mientras que la mayoría de los falsificados son seguros de ingerir, algunos pueden causar problemas intestinales graves. Ten cuidado con este aspecto. Para finalizar, intenta agarrar siempre el producto que no esté en la primera fila, sino al fondo. Los empleados colocan los que están a punto de caducar al frente porque necesitan despacharlos, así que no quieres tener problemas con la caducidad, no acudas a los primeros que veas.
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Fuente: StarStock
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