En Lima, Perú, dos adolescentes le dieron rienda suelta a la pasión y la adrenalina y decidieron mantener relaciones íntimas mientras se desarrollaba una película. Una mujer los descubrió, los escrachó y los otros presentes los invitaron a irse.
La fantasía siempre presente de tener sexo en la penumbra de un cine, con la adrenalina que aumenta ante el peligro de ser observado por quienes miran la película fue cumplida por una pareja de adolescentes en Perú.Sin embargo, su placentero momento no acabó bien, fueron descubiertos y tuvieron que salir de la sala mientras se subían los pantalones.
Patricia Alva de Santiago fue con su hijo de siete años a mirar una película al Cineplanet de La Molina, en Lima. Todo era normal hasta que, de repente, giró su cabeza hacia el otro extremo de la fila en la que se encontraban sentados y allí se sorprendió al ver a los jóvenes amantes. De inmediato, les llamó la atención por su desparpajo y los desvergonzados tuvieron que huir de la sala, con todo a la vista.
Tras presentar una queja ante el cine, la mujer decidió contar su desventura en su cuenta de Facebook para prevenir a los asistentes a la sala. “Estábamos mirando la película y no sé cómo volteo a los asientos laterales de la misma fila y me doy con la sorpresa de que unos menores de edad, de no más de 15 años, tenían relaciones con los pantalones bajos”, escribió y agregó: “Lo que hice es voltear la cara de mi pequeño hijo y comenzar a gritarles para que se fueran. No podía dejar a mi hijo que vea el acto”.
La huida
De inmediato, los ojos de los asistentes al cine se clavaron en los pibes, quienes, a la vista de todos, intentaron taparse las partes mientras se subían los pantalones antes de correr hacia el exterior de la sala.
No contenta con haberles cortado la inspiración, Alva de Santiago también salió de la sala y les sacó una fotografía con la intención de “avergonzarlos”, aunque se excusó de subirla a internet por tratarse de menores de edad, pero advirtió sobre lo sucedido a un guardia de seguridad.
Luego, volvió a la sala y sacó a su hijo, quien seguía “entretenido con la película” y “no vio nada”.
Sin respuestas
Cuando Alva de Santiago se retiraba, volvió a cruzarse con el guardia al que había advertido sobre la perversión de los pibes y se acercó para preguntarle si había hecho algo. La respuesta no fue la que ella esperaba, ya que el hombre le contestó que tenían que “agarrarlos en el acto para proceder”.
Incluso, le dijo que tampoco había cámaras de seguridad para poder identificarlos, lo que desató aún más la bronca de la mujer, quien se preguntó de qué manera los clientes están “protegidos de estos actos”.
“También hago responsable al cine de su poca seguridad. Si van con sus hijos tengan cuidado, no vaya a ser la nueva moda”, concluyó.
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