lunes, 30 de enero de 2017

El lienzo-retablo/repostero de Fernán Núñez de la Batalla de Lepanto

El Patrimonio Histórico de Fernán Núñez

Cultura, tradición, historia y arqueología de nuestra Villa

Bajo esta denominación de Lienzo-retablo es como se nombra en los principales libros de la historia de Fernán Núñez a un lienzo que se pintó sobre una vela de una embarcación turca y que procedía de la famosa Batalla de Lepanto. En el lugar donde se custodia hoy día, el Museo Naval de Madrid, se le denomina Repostero de la Casa ducal de Fernán Núñez. Según este Museo, el término repostero se usa por poseer los escudos de la familia, que es como se le denomina al paño rectangular o cuadrado que los contiene.

En los siglos XVI y XVII era costumbre tener un estandarte en los barcos pintado por grandes maestros. Pero este repostero es excesivamente grande, aunque está realizado al modo de estandarte de galera, tratándose en realidad de una especie de relicario para reservar un trofeo de guerra ganado por uno de los señores de Fernán Núñez, como veremos a continuación:

Batalla de Lepanto óleo sobre tabla veneciano, de finales del XVI

En 1571 don Alonso Gutiérrez de los Ríos y Sotomayor, decimotercer señor de Fernán Núñez asiste a la famosa batalla, bajo las órdenes de don Juan de Austria, donde lucho valerósamente acompañado por muchos fernannuñeses. Como recuerdo, reliquia y trofeo de tal gesta trajo a Fernán Núñez un trozo de vela de una de las galeras turcas.

La vela fue revestida de seda adamascada roja y prácticamente un siglo más tarde, en 1690, Francisco Meneses Osorio, un discípulo de Murillo, plasmó las imágenes del crucificado, el Apóstol Santiago sobre un caballo cargando contra un grupo de turcos que han sido derribados y la Inmaculada Concepción, patronos de España, rodeada de ángeles, dos que portan dos torres, una es la Torre del Oro de Sevilla y otra la torre de la Virtud y otros dos más arriba que sostienen palmas de gloria y la corona de Reina de los Cielos. La mitad inferior del lienzo la ocupan los escudos gemelos de la Casa de Fernán Núñez enmarcados en la Cruz de Alcántara, orden a la cual pertenecían muchos de los condes de dicha Casa y un gran escudo central de la Casa de los Austrias, reyes de España, de los que eran vasallos. Sus dimensiones son de 6,85 x 8,65 m.

Repostero en el Museo Naval de Madrid

Según la inscripción del Museo Naval el estandarte pertenecía a don Alonso Estacio Gutiérrez de los Ríos y Argote, primer conde de Fernán Núñez, pero realmente su primer poseedor fue su padre, don Alonso Gutiérrez de los Ríos y Sotomayor que fue el que participó en la Batalla de Lepanto.

El señor y ahora también conde de Fernán Núñez que encargó esta obra sobre el fragmento de la vela turca, fue don Francisco Gutiérrez de los Ríos y Córdoba, tataranieto de su primer poseedor que nació en 1644 y por tanto, era coetáneo a dicho pintor, Francisco Meneses que nació en 1620 y 1640, según unos y otros especialistas.

Quizás este lienzo estuvo expuesto en alguna estancia del castillo, pero lo cierto es que al hacerse el Palacio Ducal en el XVIII, por sus diez metros de longitud no se podía colocar en ninguna de sus salas, así que se guardaba enrollado. Solo se exponía el día del Corpus Christi donde se descolgaba por la fachada del palacio de forma que era un altar o un retablo sobre el cual se detenía la procesión.

Réplica actual de menor dimensión que el original

Durante más de 358 años fue uno de los símbolos más firmes y representativos del pasado de esta Villa y como sus vecinos, capitaneados por sus señores, entregaron su vida en muchas batallas. Pero en 1929 fue llevado a la exposición iberoamericana de Sevilla y posteriormente al Museo Naval de Madrid donde hoy se encuentra expuesto, en unas de sus salas principales, el vestíbulo principal. El duque de Fernán Núñez, lo cedió a dicho museo en 1986.

Desde hace algunos años, el pueblo cuenta con una pequeña réplica que, alterando un poco esta tradición, no solo sitúa el lienzo el día del Corpus, sino también en Semana Santa y que no tiene que ver nada con el auténtico en cuanto a valor histórico, dimensiones y calidad artística aunque en cierto modo consuela a los vecinos de su ausencia.

Ahora es el Museo Naval el que lo usa para algunas celebraciones litúrgicas a modo de altar como entierros de celebridades como en 1993 con el conde de Barcelona.

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