Con el índice del paro situado desde hace eones en niveles africanos, hacer una recopilación de los trabajos más chungos puede sonar a frivolidad. Lo es. A continuación diez trabajos para los que necesitas a) una vocación a prueba de bombas o b) una necesidad imperiosa de pasta. ¿Qué es peor, asfaltar carreteras en agosto o probar termómetros anales? Juzga tú mismo:
Limpiador de casetas en la Feria de Sevilla
Se ofrece: Un ambiente de trabajo sandunguero, acceso a las casetas más distinguidas de la feria.
Se requiere: Ganas de trabajar, salero y grandes tragaderas salariales.
Sueldo: 3,5 euros la hora
La Feria de Sevilla, orgullo de la ciudad hispalense, esconde algunas miserias bajo el oropel y los vestidos de sevillana: por ejemplo, unos sueldos miserables por limpiar los restos de la fiesta. Según informan nuestros compañeros de Andaluces Diario, los trabajadores (trabajadoras, generalmente) reciben un estipendio de 125 euros a la semana por trabajar de madrugada limpiando las casetas. Ozú.
Artificiero
Se ofrece: Emociones fuertes y olor a pólvora.
Se requiere: Pulso a prueba de bombas.
Sueldo: 2.500 € + pluses.
Teniendo en cuenta que los Técnicos Especialistas en Desactivación de Artefactos Explosivos (TEDAX) son la unidad de la policía mejor remunerada, poco reciben para el riesgo que corren. Y es que ¿se puede contabilizar el sufrimiento familiar de saber que cada jornada laboral puede ser la última? Y siempre pendientes de que un robot con orugas les deje sin trabajo. ¡Eso no es vida!
Testador de termómetros anales
Se ofrece: Empleo centrado en nuevas áreas de investigación.
Se requiere: Amplitud de miras y orificios.
Sueldo: 2.000 €, y una caja de gel lubricante.
Según pone en el prospecto de los termómetros de Johnson & Johnson : ”Cada termómetro rectal Johnson and Johnson ha sido probado personalmente en nuestra fábrica”. A medio camino entre la leyenda urbana y la soberana estupidez, esta profesión es la única en la que el empleado del mes permanece en el más estricto anonimato. Aunque todavía hay una subdivisión que lo pasa peor: el testador bucal, que va a continuación en la cadena de calidad.
Voluntario para ensayos clínicos
Se ofrece: Participar en el progreso de la Humanidad
Se requiere: Estar sano o, por lo menos, parecerlo.
Sueldo: Variable… en función de las secuelas.
La de “conejillo de indias” es una ocupación, básicamente, altruista, en la que se puede desde ganar dinero a perder la vida. En 2006 un estudiante que se prestó a un ensayo para recibir 2.320 euros perdió todos los dedos del pie a causa de la gangrena provocada por los fármacos. En 2007 se investigó en Polonia la posible relación entre la muerte de 21 indigentes y una vacuna contra la fiebre aviar por la que habían recibido dos euros por cabeza. Ni tanto ni tan poco, claro.
Cazador de tornados
Se ofrece: Acción, intriga y dolor de barriga.
Se requiere: Coche propio y trípode gigante.
Sueldo: Lo que Nacional Geographic quiera pagar.
Para fotografiar un tornado no hace falta ser científico. Lo único que hay que tener es mucho tiempo. Un revienta-tornados se tira entre 10 y 12 días para grabar 1 minuto de fenómeno. Y eso acudiendo al “callejón del aire”, una zona del centro de EEUU, entre las Rocosas y los Apalaches, donde se producen el 80% de los tornados mundiales. Dicen que el subidón de adrenalina al toparse con uno compensa la desidia de la espera. Siempre que el cazador no sea cazado…
Limpiador del WC portátil en un macro-festival
Se ofrece: Trabajo de limpieza en espectáculos festivos.
Se requiere: Estómago fuerte y sinusitis crónica.
Sueldo: 900 €.
Los váteres de un macrofestival son, por antonomasia, un vórtice del Averno, una puerta secreta a visiones apocalípticas que alguien tiene que limpiar cuando acaba el sarao. El encargado del váter químico podría utilizar NAPALM y un mechero, pero dado que las cabinas son de plástico gordo, tiene que hacerlo con a manubrio. El peor momento viene con el vaciado del depósito de heces, instante en que uno se da cuenta en que tantas pellas en el instituto, a la larga, pasan factura.
Asfaltador de carreteras en operación agosto
Se ofrece: Trabajo en remodelación de vías romanas.
Se requiere: Sombrero y botijo propio.
Sueldo: 1.450 €, y un pai-pai de la Expo.
“Técnico de tratamiento de mezclas bituminosas”, esa es la denominación propia del otrora “peón caminero que está con el asfalto”. Actualmente, el asfaltado de carreteras corre a cargo de grandes máquinas, pero sigue siendo necesario el operario del rastrillo, ése que rellena los parches y las junturas. Siempre con mono muy sucio y con la cara roja, está acostumbrado a pasar sus agostos encima de la carretera, a unos 100 ºC y sin poder ponerse unas tristes chanclas.
Verdugo
Se ofrece: Posibilidad de contacto fugaz con grandes personalidades.
Se requiere: Laxitud moral.
Sueldo: Unos 30.000 euros anuales, más plus de productividad.
Desde que se reinstauró la pena de muerte en 1976 1.433 personas han sido ejecutadas en EEUU, la mayoría mediante inyección legal y unos 150 en la silla eléctrica. Para poner la última inyección al paciente no es necesario tener conocimientos médicos; basta con un cursillo que suelen impartir los que más saben de esto: los texanos (439 ejecutados). Y aunque no te metan en chirona por ello, de vez en cuando te vas a cargar a un inocente. 135 presos del Pasillo de la Muerte han sido exonerados tras demostrar su inocencia.
Minero de azufre en Indonesia
Se ofrece: Trabajo autónomo en la selección de áridos.
Se requiere: resistencia física y certificado de apnea libre.
Sueldo: Unos 4 euros diarios (el triple del salario medio en Java Oriental).
Imagina esta jornada laboral: sube a un volcán a 2.000 metros de altura donde encontrarás un lago de agua sulfurosa, recoge 90 kilos de azufre y acarréalos 20 kilómetros montaña abajo. Todo ello en chanclas y con la única protección de un trapo en la boca. El azufre es extremadamente tóxico para la piel y los pulmones, por no hablar de las lesiones de espalda y las siempre incómodas rozaduras de las hawaianas.
¡Síguenos en Facetrambotic y en Twitterbotic!
No hay comentarios:
Publicar un comentario