En su sentencia, el juez Jeremy Richardson se dirige con dureza a la condenada asegurándole que su hijo murió debido “a su conducta negligente” y le advirte que “tendrá que vivir con ese peso el resto de su vida”.
Pero el aviso del juez no es el primero que ha recibido esta madre. Anteriormente, los servicios sociales ya había visitado a Claire en 2013 después de que dos de sus hijos estuviesen a punto de ser atropellados en una calle cerca de la casa en la que vivía en aquella época.
Tanto en este caso como en la muerte de su hijo de dos años, Claire ha sostenido a través de su abogado que ella solía permitirles jugar al aire libre sin su supervisión. Posteriormente se mudaron a un unifamiliar y mantuvo esa constumbre que le ha costado la vida a uno de sus hijos.
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