Un asco. El protector peneano al lado de la oblea.
En la ciudad rusa de Kazan, una madre descubrió que su hijo masticaba algo más que su oblea favorita. Dentro de la golosina halló de manera sorpresiva un profiláctico.
Un niño de dos años fue sometido a diversos estudios para detectar la presencia de alguna enfermedad de transmisión sexual, tras comer una oblea que tenía en su interior un preservativo usado.El pequeño Rayaz Khakimullin, de Kazan, Rusia, estaba comiendo su golosina favorita cuando su madre, Guzel, notó que había algo más en su boca, y descubrió horrorizada que estaba masticando un profiláctico usado.
Guzel dijo: “Estoy muy preocupada por la salud de mi hijo. Esto le puede ocurrir a cualquier otro niño. Quiero hacer todo lo que pueda para evitar otro hecho como éste”.
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