LA CUADRILLA DE MONTELLANO
Canta la voz popular: “Los migueletes del rey me siguen de noche y día, pero mi jaca valiente domina la serranía”. La cuadrilla de Montellano se echó al monte a entonar libertades por el Camino Inglés y temblaron los enemigos de los sueños y la ortodoxia materialista. Su destino, una vez más, Gibraltar. Su propósito: contrabandear palabras, mercadear espejismos, interca...mbiar quimeras... “Precio ponen por mi vía, lo pregona un pregonero, y me busca la justicia porque soy un bandolero...”
Gibraltar, Jimena, Gaucín, Benalauría, Benadalid, Ronda... Ay, el Camino Inglés. Soñado y vivido con furia por los viajeros románticos: John Frederick Lewis, que retrató al Tempranillo; Richard Ford, que contó su historia... Irving, Merimée, Boissier, Shrader... la quintaesencia del romanticismo europeo glorificó estos escarpados picachos donde los poetas evocan versos y huyen de sus delirios entre horizontes inacabados y lunas lorquianas.
El Camino Inglés, vergel de bandoleros y soñadores, de malhechores hambrientos de justicia, sedientos de legalidad desde los tiempos en que la historia era una bruma: Caracota, Materno, Omar ben Hafsún, Machuca... Bajo sus cielos azules galoparon hambrientos infractores del orden acosados por compañías enteras de escopeteros: Juan Esvila, el Mediopedo, el Conejo, el Zamarra, Vicente León, Antonio Rojas, el Joseíto, el Cristo, el Ranga, el Macareno, Burro Cano, Flores Arocha, Pasos Largos, Trababuches, que por una apuesta se comió el feto de una burra sin decir ni mu. Milenarias tierras donde siempre campearon el hambre, la injusticia, la represión y la rebeldía: la vieja historia del sur, del nuestro y de todos. “Yo asalté una diligencia que por la vega pasaba y el dinero de los ricos a los pobres se lo daba”.
Ahora, el injustamente olvidado Camino Inglés –en España se olvida la historia sin canguelos, como a los amores que nunca fueron-, recupera a sus bandoleros. La cuadrilla de Montellano cabalga digna por sus caminos de herradura, los aguiluchos vigilan desde las cumbres, las chicharras enmudecen en las breñas, las estrellas guiñan desde el cielo y las justicias de los pueblos los acogen a bombo y platillo; al fin y al cabo solo infringen las leyes del olvido y honran nuestra historia con sus sueños de libertad. Hubiera querido brindar con ellos en un ventorrillo caminero, a la sombra de una parra, aunque fuera con vino peleón, por la grandeza de los idealistas y el temerario valor de los poetas.
Canta la voz popular: “Los migueletes del rey me siguen de noche y día, pero mi jaca valiente domina la serranía”. La cuadrilla de Montellano se echó al monte a entonar libertades por el Camino Inglés y temblaron los enemigos de los sueños y la ortodoxia materialista. Su destino, una vez más, Gibraltar. Su propósito: contrabandear palabras, mercadear espejismos, interca...mbiar quimeras... “Precio ponen por mi vía, lo pregona un pregonero, y me busca la justicia porque soy un bandolero...”
Gibraltar, Jimena, Gaucín, Benalauría, Benadalid, Ronda... Ay, el Camino Inglés. Soñado y vivido con furia por los viajeros románticos: John Frederick Lewis, que retrató al Tempranillo; Richard Ford, que contó su historia... Irving, Merimée, Boissier, Shrader... la quintaesencia del romanticismo europeo glorificó estos escarpados picachos donde los poetas evocan versos y huyen de sus delirios entre horizontes inacabados y lunas lorquianas.
El Camino Inglés, vergel de bandoleros y soñadores, de malhechores hambrientos de justicia, sedientos de legalidad desde los tiempos en que la historia era una bruma: Caracota, Materno, Omar ben Hafsún, Machuca... Bajo sus cielos azules galoparon hambrientos infractores del orden acosados por compañías enteras de escopeteros: Juan Esvila, el Mediopedo, el Conejo, el Zamarra, Vicente León, Antonio Rojas, el Joseíto, el Cristo, el Ranga, el Macareno, Burro Cano, Flores Arocha, Pasos Largos, Trababuches, que por una apuesta se comió el feto de una burra sin decir ni mu. Milenarias tierras donde siempre campearon el hambre, la injusticia, la represión y la rebeldía: la vieja historia del sur, del nuestro y de todos. “Yo asalté una diligencia que por la vega pasaba y el dinero de los ricos a los pobres se lo daba”.
Ahora, el injustamente olvidado Camino Inglés –en España se olvida la historia sin canguelos, como a los amores que nunca fueron-, recupera a sus bandoleros. La cuadrilla de Montellano cabalga digna por sus caminos de herradura, los aguiluchos vigilan desde las cumbres, las chicharras enmudecen en las breñas, las estrellas guiñan desde el cielo y las justicias de los pueblos los acogen a bombo y platillo; al fin y al cabo solo infringen las leyes del olvido y honran nuestra historia con sus sueños de libertad. Hubiera querido brindar con ellos en un ventorrillo caminero, a la sombra de una parra, aunque fuera con vino peleón, por la grandeza de los idealistas y el temerario valor de los poetas.
Buen trabajo Illanes, tenemos pendiente un encuentro en Algodonales cuando tú puedas
ResponderEliminarCreo que te di mi correo y teléfono
sanchezmesa@hotmail.com