Flores para Sánchez Badajoz: el primer acto de la alcaldesa

ALFONSO ALBA | 

Ambrosio, junto a concejales del PSOE y el presidente del Parlamento, en la ofrenda a Sánchez Badajoz | TONI BLANCO

El primer acto de Isabel Ambrosio como regidora de la ciudad es una ofrenda floral al que hasta ahora era el último alcalde del PSOE que tuvo Córdoba, fusilado en 1936

Dentro de dos meses se cumplirán 79 años del asesinato del penúltimo alcalde del PSOE en Córdoba. Apenas a unos metros de distancia de la tapia en que lo mataron reposan sus restos. En lo más alto de la pared de nichos descansa desde hace décadas Manuel Sánchez Badajoz, fusilado por los franquistas en 1936. Al mediodía de hoy, nada más salir de Capitulares tras ser investida alcaldesa, lo primero que ha hecho Isabel Ambrosio ha sido ir al cementerio de la Salud, a depositar un ramo en memoria del que hasta hoy era el último alcalde del PSOE de la ciudad de Córdoba. Hasta hoy.
Córdoba siempre fue un símbolo. Para el PSOE era una de las pocas capitales de provincia en la que no habían gobernado desde el regreso de la democracia a los ayuntamientos, en el año 1979. Los socialistas sí que han formado parte de numerosos gobiernos desde entonces, sobre todo en coalición con el PCE (apenas dos años) y después con IU entre 1999 y 2003 y entre 2007 y 2011. Ya no.
79 años después, Córdoba tiene una alcaldesa socialista, Isabel Ambrosio, que en su discurso de investidura honró la memoria de Manuel Sánchez Badajoz, asesinado un 6 de agosto de 1936 con apenas 44 años, por las balas de un pelotón de fusilamiento al que se le encaró con un “¡Viva la República!”.
En el cementerio de la Salud, su tumba es una de las más modestas. De hecho, es difícil encontrarla. Gracias a los trabajadores de la empresa municipal de cementerios (Cecosam), Ambrosio pudo depositar el ramo en memoria de Sánchez Badajoz, a unos cuatro metros de altura y a muy pocos donde murió. El mismo sitio en el que mataron a miles de cordobeses que defendían una democracia que estuvo 40 años interrumpida.

El nicho del exalcalde del PSOE, en el cementerio de la Salud | TONI BLANCO