sábado, 25 de abril de 2015

“No es un trabajo soñado”, dice empleado de la industria porno


Jason Fredric Gilbert, residente de Israel, trabaja en su oficina casera traduciendo cintas, en su mayoría pornográficas. Así es: a Gilbert le pagan, literalmente, por ver cintas XXX.


Las cintas que traduce, eventualmente terminan en compañias de cable con canales pornográficos como “Yes” y “Hot”. Algunas otras terminan en el sitio Pornhub.
La mayoría de sus traducciones se tratan de diálogos comunes como “Oh”, “Ah”, “Ungh”, “Oh dios, oh dios” y “¿Quieres hacerlo otra vez?”.
Sin embargo, a pesar de ser un trabajo honesto, el padre de un niño de 4 años señala que lo que hace no es un empleo “soñado”.
Además de convertirse en algo monótono, la paga tampoco es algo extraordinario. Gilbert gana poco más del salario mínimo pagado en Israel, unos 16, 000 pesos mensuales.
Para llevar a cabo su trabajo, el traductor señala que se “desconecta emocionalmente” de tanto sexo videograbado.
“He visto suficiente pornografía para dos vidas”. Señaló. “Gay, bisexual, transgénero, con enanos...”.

SDP Noticias 

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