Fernando Iván Trejo fue encarcelado cuando iba a mitad de carrera y pronto se dio cuenta de que lo único que la prisión da con prodigalidad es tiempo de sobra, por lo que decidió aprovecharlo para concluir su carrera y titularse a través del acuerdo establecido en 2004 entre la UNAM y la Subsecretaría de Gobierno del Distrito Federal.
SDP
“Libertad” es una palabra que por el
momento sólo está en su mente y en las palabras que entreteje en una
celda de tres por cuatro metros cuadrados que comparte con otras nueve
personas en el Reclusorio Preventivo Norte.
Inscribió 13 materias en un semestre, por lo que sus profesores le dieron el mote de “el joven del récord olímpico”. El promedio son tres, pero Fernando las cursó todas en seis meses y lo hizo con tan buenas calificaciones que elevó su promedio casi a nueve.
En el sistema abierto sólo dos personas han logrado algo parecido, pero él lo hizo sin recibir una sola asesoría.
El mismo año que dio inicio el proyecto entre la UNAM y el gobierno capitalino, nació su hijo, lo que le dio un impulso más para concluir sus estudios.
Su familia, dice, le dio los ánimos, el programa los medios y los profesores el apoyo necesario.
La pluma y el cuaderno, dice, son objetos poco apreciados en un mundo que sobrevalora lo tecnológico, “pero para mí fueron fundamentales”, dice orgulloso.
Ser estudiante en la cárcel, dice, le da a un interno un estatus diferente.
“Tus compañeros creen que lo sabes todo y por eso uno de ellos se me acercó para preguntar, ‘¿y qué onda con el asunto ése del petróleo?’. No supe contestarle —ni responderme—, por eso me dediqué a investigar”, relata.
Fue entonces que se le ocurrió hacer su tesis: "Crítica económica a la reforma energética", sin tomar partido pero desglosando una iniciativa que sacudió el escenario nacional.
“No sé si lo logré, pero me sirvió para comprender un asunto que, sin las lecturas necesarias, se dificulta al entendimiento”, señala.
Da su opición acerca de la reforma y resume: “Esta reforma constitucional responde a la invitación que ha recibido México para participar en la gran fiesta de la globalización, desafortunadamente no lo hace como convidado de honor, sino simplemente como quien llevará lo que hace falta”.
El joven también menciona que le gustaría dar clases de sociología en el centro escolar penitenciario. Su reto es hacer inteligibles asunto complicados. "Si algo me ha conmovido en el Reno (como le dicen al Reclusorio Norte) es conocer a indígenas que han llegado sin saber leer y atestiguar su transformación tras adquirir ese conocimiento."
“Es como si a través de las letras ganaran un poco de esa libertad tan añorada”.
A la fecha, 11 alumnos de la UNAM han logrado obtener su título gracias al convenio con el gobierno del Distrito Federal.
La UNAM no detalla por qué delito se encarceló ni el tiempo en que deberá permanecer tras las rejas.
Iván Trejo trabajaba en Banamex, era supervisor en el Centro de Proceso y Administración de Efectivo. El día en que cometió el delito, 25 de noviembre de 2011, en 10 minutos, bajo un overol, guardó billetes de 500 y mil pesos. Salió a comer y ya no regresó.
Inscribió 13 materias en un semestre, por lo que sus profesores le dieron el mote de “el joven del récord olímpico”. El promedio son tres, pero Fernando las cursó todas en seis meses y lo hizo con tan buenas calificaciones que elevó su promedio casi a nueve.
En el sistema abierto sólo dos personas han logrado algo parecido, pero él lo hizo sin recibir una sola asesoría.
El mismo año que dio inicio el proyecto entre la UNAM y el gobierno capitalino, nació su hijo, lo que le dio un impulso más para concluir sus estudios.
Su familia, dice, le dio los ánimos, el programa los medios y los profesores el apoyo necesario.
La pluma y el cuaderno, dice, son objetos poco apreciados en un mundo que sobrevalora lo tecnológico, “pero para mí fueron fundamentales”, dice orgulloso.
Ser estudiante en la cárcel, dice, le da a un interno un estatus diferente.
“Tus compañeros creen que lo sabes todo y por eso uno de ellos se me acercó para preguntar, ‘¿y qué onda con el asunto ése del petróleo?’. No supe contestarle —ni responderme—, por eso me dediqué a investigar”, relata.
Fue entonces que se le ocurrió hacer su tesis: "Crítica económica a la reforma energética", sin tomar partido pero desglosando una iniciativa que sacudió el escenario nacional.
“No sé si lo logré, pero me sirvió para comprender un asunto que, sin las lecturas necesarias, se dificulta al entendimiento”, señala.
Da su opición acerca de la reforma y resume: “Esta reforma constitucional responde a la invitación que ha recibido México para participar en la gran fiesta de la globalización, desafortunadamente no lo hace como convidado de honor, sino simplemente como quien llevará lo que hace falta”.
El joven también menciona que le gustaría dar clases de sociología en el centro escolar penitenciario. Su reto es hacer inteligibles asunto complicados. "Si algo me ha conmovido en el Reno (como le dicen al Reclusorio Norte) es conocer a indígenas que han llegado sin saber leer y atestiguar su transformación tras adquirir ese conocimiento."
“Es como si a través de las letras ganaran un poco de esa libertad tan añorada”.
A la fecha, 11 alumnos de la UNAM han logrado obtener su título gracias al convenio con el gobierno del Distrito Federal.
La UNAM no detalla por qué delito se encarceló ni el tiempo en que deberá permanecer tras las rejas.
Iván Trejo trabajaba en Banamex, era supervisor en el Centro de Proceso y Administración de Efectivo. El día en que cometió el delito, 25 de noviembre de 2011, en 10 minutos, bajo un overol, guardó billetes de 500 y mil pesos. Salió a comer y ya no regresó.