En los actos públicos casi siempre aparecen impecables, sonrientes, con la vestimenta adecuada... porque saben que hay millones de ojos que les mira, dando una imagen un tanto artificial de ellos y ellas. Porque esta gente tan poderosa, como animales que son, también tienen necesidades íntimas y a las que, obviamente, es difícil asomarse.
Pero siempre hay alguien que se las arregla para 'retratarles' en una de las funciones más personales del ser humano y que no se suelen compartir ni con las personas más cercanas. La italiana Cristina Guggeri ha entrado en sus retretes para ver cómo lo hacen en sus tronos más íntimos y darles un toque de humanidad.