Francisco Espejo Álvarez
Vidrioso canto,
sombras de piedra,
dolor y llanto,
furia que aferra.
Perenne en el campo,
en la calle, en la tierra;
sola llorando,
triste condena.
Estas pensando
radiante perla,
te están llegando
las horas negras.
Sensación de rapto,
pisadas aterran,
gimes temblando
tras de la hierba.
Vives callando
y quedas presa,
sola, desesperada,
muerta de pena.
Vas despertando
sin darte cuenta.
Momento súbito;
¡Que gran sorpresa!
Todo fue un sueño.
Despierta, despierta;
despierta piedra,
despierta perla.