El “homo sapiens sapiens” desciende
de los primeros hijoputas que poblaron el planeta. Lo confirma un
estudio a cargo de investigadores del Reino Unido, Italia y China, que
recogieron muestras de tejido de miles de voluntarios para concluir que
la gran mayoría comparte el mismo cromosoma Y que el hijoputa primitivo.
El británico Chris Tayler, que presidió el estudio, dijo al semanario “The Observer” que “las primeras tribus de mamones se organizaron en estructuras jerárquicas de enchufismo y mamoneo, configurando el perfil de trepa desgraciado hijo de la gran puta que encontramos hoy en día en casi todos los entornos familiares y laborales”.
Las conclusiones cuadran perfectamente con los hallazgos de herramientas punzantes de hace 22.000 años “diseñadas con mala idea para hacer daño y joder”.
Chris Tayler señala que “el hijoputa original tenía una gran ventaja social sobre los otros poseedores del cromosoma Y, lo que facilitaba que pasara una y otra vez de generación en generación”.
La evidencia de que “en esta vida, si vas de buenas te la meten doblada” confirma el argumento de este experto y anima a los investigadores “a seguir buscando evidencias de putadas ancestrales que han ido evolucionando hasta las más sofisticadas formas de amargarte la vida que utilizan los hijoputas actuales”.
El británico Chris Tayler, que presidió el estudio, dijo al semanario “The Observer” que “las primeras tribus de mamones se organizaron en estructuras jerárquicas de enchufismo y mamoneo, configurando el perfil de trepa desgraciado hijo de la gran puta que encontramos hoy en día en casi todos los entornos familiares y laborales”.
Las conclusiones cuadran perfectamente con los hallazgos de herramientas punzantes de hace 22.000 años “diseñadas con mala idea para hacer daño y joder”.
Chris Tayler señala que “el hijoputa original tenía una gran ventaja social sobre los otros poseedores del cromosoma Y, lo que facilitaba que pasara una y otra vez de generación en generación”.
La evidencia de que “en esta vida, si vas de buenas te la meten doblada” confirma el argumento de este experto y anima a los investigadores “a seguir buscando evidencias de putadas ancestrales que han ido evolucionando hasta las más sofisticadas formas de amargarte la vida que utilizan los hijoputas actuales”.