Tres investigadores de la Georgia Tech
University (Estados Unidos) han inventado un "condón digital", un
juguete erótico que proporciona pequeños impulsos eléctricos para
provocar un mayor placer en las relaciones sexuales.
Según explicó hoy uno de sus creadores, Andrew Quitmeyer, su objetivo es desarrollar una tecnología sexual para que la gente pueda imitar los diseños de sus juguetes eróticos o construir los suyos propios.
Quitmeyer, estudiante de doctorado de la Georgia Tech, trabajó junto a su compañero Firaz Peer en la creación del dispositivo, que bautizaron "Anguila Eléctrica".
Este prototipo, que a primera vista se asemeja más a un calcetín que a un preservativo, está formado con un tejido conductor que se coloca en el miembro (abrochado con un cinta velcro) y tiene un "microcontrolador" diseñado para las tecnologías ponibles, que son las que se pueden usar en ropas y similares, que envían cortos impulsos eléctricos de baja intensidad.
Sus creadores lo definen como un concepto de "condón digital" de código abierto para mejorar el placer sexual, aunque ni evita la transmisión de enfermedades ni los embarazos. "No prevendrá ninguna enfermedad, pero puede ayudarnos a desarrollar condones reales con electrodos", señala Quitmeyer.
La idea de crear este dispositivo, reconoce el creador de la "Anguila Eléctrica", está inspirada por la Fundación Bill y Melinda Gates. Esta ONG incluye entre sus grandes retos para la salud global, la creación de una nueva generación de preservativos que mejoren el placer durante las relaciones sexuales, porque consideran que así estimularán su uso y reducirán los embarazos no deseados y las enfermedades de transmisión sexual.
Tras trabajar durante dos semanas en la "Anguila Eléctrica", sus inventores garantizan que su efectividad y seguridad han sido probadas por ellos mismos y aseguran que su uso es placentero. "Éste es solo uno de los muchos diseños que estamos haciendo para nuestra compañía, Comingle", apunta Quitmeyer.
Quitmeyer y Peer, que fundaron su firma con otro doctorando de la Georgia Tech University, Paul Clifton, ya empezaron a comercializar su dispositivo a través de su página web. Piden 350 dólares (o más, si alguien está dispuesto a pagar) por sus juguetes eróticos manufacturados y, con su venta, esperan recaudar fondos que garanticen la continuidad de la compañía.
"Nuestro objetivo final es crear juguetes eróticos de código abierto para que la gente pueda reproducirlos o construirlos por sí misma", indicó Quitmeyer.
Comingle, según explican los fundadores en su página web, se basa en la filosofía “DIY” (“Hazlo tú mismo”, en inglés) aplicada a la tecnología sexual y, para ello, compartirán las claves de sus diseños y proporcionarán las piezas necesarias para construir sus juguetes eróticos o crear nuevos.
Por el momento, se encuentran en una fase inicial de investigación y desarrollo, admiten, pero anuncian que cuando consigan más financiación perseguirán “objetivos más grandes”.