La escena, que no es extraña en el salón de plenos, concluyó con su desalojo. Rafael Molina fue acompañado a la puerta por dos policías locales de paisano, que son los que se encargan de la seguridad en el Pleno municipal. Los agentes lo identificaron y Rafael no ha vuelto a tener noticias hasta ayer mismo, cuando recibió una carta certificada en su casa. Su sorpresa fue que al abrirla comprobó que se trataba de una multa. Había sido sancionado con 180 euros por lo que dijo aquel 12 de noviembre.
Según la multa, la sanción es por “alterar la seguridad colectiva”. En concreto, los policías locales anotaron que Rafael alteró el orden público “irrumpiendo en el Pleno Municipal gritando e insultando a los concejales presentes en la sala”. Así, según consta en el parte, este hombre gritó: “Chorizos, decir la verdad de lo que ocurre en esta ciudad”. Posteriormente, los agentes agregaron que el hombre fue desalojado del Pleno tras la expresa orden del presidente, el concejal Luis Martín.
Ahora, Rafael tendrá que hacer frente a una sanción de 180 euros, pero el Ayuntamiento le ofrece la posibilidad de pagar la mitad si el hombre acepta la responsabilidad que cometió al insultar a los concejales. Él dice que sí, pero denuncia que le va a resultar muy complicado pagar los 90 euros al carecer absolutamente de ingresos desde hace más de un año