jueves, 6 de febrero de 2014

Los momentos más “republicanos” de los Borbones

meneame
Iñaki Berazaluce
tercera republica
“El enemigo está dentro. Disparad sobre nosotros”. La épica frase se atribuye a los defensores de un cuartel sublevado durante la Guerra Civil, pero podría aplicarse perfectamente a la Familia Real en ejercicio, una caterva de quintacolumnistas empeñados en una sorda aunque metódica tarea de demoler desde dentro la vetusta institución.
Los lectores recordarán aquellos maravillosos años en los que Juan Carlos, Sofía y su prole posaban felices en Palma de Mallorca, haciendo lo que hacen las gentes de sangre azul en sus (abundantes) ratos libres: montar a caballo, pasear en yate, posar para el ¡Hola! Pero un aciago día, el príncipe y las infantas se hicieron hombre y mujeres, respectivamente, y casaron. Casaron mal. Desde entonces, y para pasmo del Borbón, la Zarzuela y Marivent se convirtieron en un nido de republicanos infiltrados, encabezados por el inefable Iñaki Urdangarín, más que probable héroe de la Tercera República.
Mientras aguardamos el paseíllo de Cristina por los juzgados de Palma aquí van algunos de los momentos más “republicanos” de los Borbones.
1. El Duque Em-palma-do
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Qué grandes momentos nos ha brindado el que fuera pivote de la selección española de balonmano, quien todavía entonces era el marido que todo padre querría para su hija. Por desdicha, la codicia se contagia con mucha mayor celeridad que la nobleza y el duque consorte de Palma se forró a manos llenas a costa de su real parentesco.
No es fácil escoger un desliz del rosario de torpezas que ha jalonado Iñaki en su caída hacia los infiernos de la presunción, pero nos vamos a quedar con los correos electrónicos picantones que intercambiaba con su compañero de fechorías, Carlos García Revenga, y que remataba con la simpática rúbrica “El Duque Em-palma-do”. En ellos hacía burla y escarnio de su familia política, empezando por la princesa Letizia, que aparecía en un burdo montaje en pleno “orgasmo real”.
 2. Una princesa de Moratalaz
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Vamos a tope, kilómetros sin fin.
Menuda ocurrencia la de cruzar a Felipe con una tuporaqui (oriunda de Moratalaz, en la jerga de Faemino y Cansado). Letizia nos ha salido soberbia, levantisca y afectada por una inexplicable aversión a ser retratada por cualquier cámara que no sea del ¡Hola!.
Letizia arrebató el pasado viernes el teléfono móvil a un súbdito que, creía la princesa, le estaba retratando con su teléfono móvil en un centro comercial de Madrid, mientras la “quinqui” (Aníbal Malvar dixit) hacía lo que hacen las consortes en los ratos libres: ir de compras.
3. Ver los toros (de cera) desde la barrera
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Jaime de Marichalar debe de estar dando volteretas hacia atrás de alegría al ver toda la mierda que le está cayendo al que fuera su concuñado hace una década. ¡Qué tiempos en los que Iñaki era el yerno ejemplar y Jaime el crápula, cabalgando un patinete por la calle Serrano o quemando la noche en el Gavana con su traje de rayas diplomáticas!
El paso de Marichalar por la Zarzuela fue efímero pero nos dejó imágenes impagables. Por descontado, nos quedamos con la ignominiosa retirada de su figura de cera del Salón Borbónico del Museo de Cera de Madrid para acabar en la plaza de toros, viendo hasta el fin de los tiempos cómo el toro Pocapena empitona por el ojo a Manuel Granero.
4. Dispararse un tiro en el pie
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Reconozcámoslo de una vez por todas: en Strambotic somos monárquicos de espíritu, borbónicos a nivel epidérmico pero froilanistas hasta la médula. Si la infame Ley Sálica hubiese sido derogada cuando Elena pasó por los pelos el test cromosómico, Froilán de Todos los Santos debería ser el próximo rey de España (en el hipotético caso, claro, de que Juan Carlos Primero alcance la centena y salte turno).
Froilán es el genuino embrión de la Tercera República inserto en la Familia Real, el alien de la nave Nostromo, un macarra in pectore al que no nos cuesta imaginar coqueteando con los estimulantes hobbies de su padre en un futuro muy próximo. Que el nieto primogénito de los Reyes se dispare en un pie es una acertada metáfora de la errática trayectoria de la Corinna, perdón, Corona de un tiempo a esta parte.
5. La infanta que vivía en la inopia
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Recreación del paseíllo que no será, by Alex Ruiz.
La infanta Cristina y su presunto esposo, Iñaki Urdangarín, han vivido sentados en el banquete de la vida desde su real boda (bueno, ella desde mucho antes). Su tren de vida propio de la jet set no encajaba con el sueldo de dos empleados –de altísimo nivel, eso sí- de La Caixa y Telefónica, respectivamente.
La línea de defensa de la infanta en el caso Noos (lo hacía por amor, firmaba pero no se enteraba de nada) oscila entre el chascarrillo machista y la tomadura de pelo. Su declaración ante el juez pasado mañana quedará para los anales de la futura República, por más que nos escatimen su paseíllo. Si existe la justicia en este mundo –cosa harto dudosa- la próxima visita al juez Castro lo hará como imputada.
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6. Borbón y cuenta nueva
Dejamos para el final al Padrone de la saga, il cappi di tutti capo, Juan Carlos Primero. En sus buenos tiempos, el Borbón era un tipo campechano que lo mismo subía a un plebeyo de paquete en su moto que ejercía el derecho de pernada sobre las coristas del momento. Hasta que un buen día la caza menor se convirtió en caza mayor y la CA-GA-MOS.
Y no es que abatir elefantes en Botsuana no esté dentro de las atribuciones de un Monarca, qué va. Lo malo es el momento escogido para la “escapada”: con el país sumido en la peor crisis económica y social en medio siglo, y la institución monárquica en entredicho, tambaleándose como un paquidermo que agoniza por los disparos de un Franco-tirador.
Con información de Público, Huffington Post, El Mundo y la sabia asesoría de Mauro Entrialgo, otro froilanista.
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