Alfonso Alba
/ Córdoba
/ 11 ene 2014
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La organización sociopolítica Primavera Andaluza, de la que es
portavoz la exsecretaria nacional del Partido Andalucista Pilar
González, ha iniciado una campaña a través de change.org y en Facebook para
pedir la medalla de oro de Andalucía para el juez José Castro Aragón,
natural de Córdoba y que dirige la investigación que ha acabado con la
imputación de la infanta Cristina.
“En estos momentos tan convulsos de nuestra historia, donde el
desprestigio de lo público y de las instituciones es tan palpable por
parte de la ciudadanía, parece lógico que desde los movimientos sociales
se produzcan propuestas para la regeneración de la vida y la
convivencia pública. Por ello, y con el convencimiento de que es
necesaria esta regeneración democrática, es imprescindible aprovechar
todas las oportunidades que se nos presentan para conseguir reafirmar
los derechos sociales. El juez cordobés José Castro Aragón ha
conseguido dignificar uno de los pilares de la democracia como es la
Justicia”, arranca la petición de Primavera Andaluza.
“Su labor como Juez de la Magistratura de Trabajo en sus comienzos y
su posterior desempeño en asuntos de tanta trascendencia, como el asunto
del expresidente balear Jaume Matas y en estos últimos años en el caso
Noos, con las implicaciones de miembros de la institución monárquica, es
un éxito de la independencia del Poder Judicial. Algo que es necesario
resaltar al comprobarse la presión que han ejercido sobre él desde la
Fiscalía de Baleares”, insisten.
LE GUSTA QUE LE LLAMEN PEPE CASTRO
José Castro Aragón nació en Córdoba en 1947. Además de cordobés, es
el primer juez en la Historia de España en imputar a un miembro de la
Casa del Rey. El juez Castro es el titular del Juzgado de Instrucción
número tres de Palma de Mallorca desde hace 23 años. Le gusta que le
llamen Pepe Castro. Está divorciado y tiene una novia en Palma de
Mallorca. Es padre de tres hijos, todos licenciados en Derecho. Ha sido un amante de las motos hasta que ha tenido que cambiarlas por el ejercicio físico por prescripción médica.
Ahora ya no llega a la conocida como “cuesta de Urdangarin” [la entrada
a los juzgados de Palma de Mallorca] subido encima de una motocicleta
de gran cilindrada. Ahora lo hace en bicicleta o andando deprisa
para evitar a los periodistas, a los que jamás, en sus 34 años como
juez, ha concedido una entrevista. Nunca se le ha podido arrancar una declaración más allá de sus autos judiciales.
Pepe Castro fue funcionario de prisiones antes que juez.
Inició su carrera en magistratura en el año 1976 y muy pronto se fue a
Palma de Mallorca, donde reside desde 1985. Antes pasó por los juzgados
de Dos Hermanas (Sevilla), Arrecife (Lanzarote) y Sabadell (Barcelona),
por lo que abandonó Córdoba hace casi 40 años. Ahora vive en un adosado
en Palma de Mallorca. Pepe Castro es muy aficionado al deporte. Aunque
se confiese futbolero (es del Real Madrid) ha practicado Kendo, un
deporte japonés de artes marciales que ha transmitido a sus hijos. Entre
ellos se encuentra algún que otro campeón de Europa de esta práctica.
Cuentan y escriben los que lo conocen que el juez Castro es “implacable” en sus instrucciones.
De hecho, recién estrenado en el Juzgado de Instrucción de Mallorca
dirigió el conocido como caso Calviá, en el que llegó a sentar en el
banquillo a un cargo público del PP por recibir sobornos. Este cargo fue
finalmente condenado en la que está considerada como una de las
instrucciones judiciales pioneras en este tipo de asuntos.
No está adscrito a ninguna asociación judicial y es admirado por sus
compañeros de magistratura en Palma de Mallorca, tal y como han
declarado a numerosos medios de comunicación nacionales. Su firmeza y su
decisión le avalan, pese a haber tenido que enfrentarse a duras
críticas. De hecho, salió indemne de una investigación abierta por el
Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por las filtraciones a la
prensa del caso Urdangarin.
En 2010 cayó en su despacho el caso Palma Arena. Y ahí saltó a la
fama. Primero imputando al expresidente de Baleares Jaume Matas, al que
impuso una fianza de tres millones de euros para eludir la cárcel.
Después, abriendo una pieza separada del caso Palma Arena por la
desviación de dinero público para usos no justificados. Es lo que ha
acabado conociéndose como caso Noos. Antes de la Navidad de 2011 imputó a
Iñaki Urdangarin. Ahora ha imputado a la infanta Cristina de Borbón, en
una decisión judicial sin precedentes. Un cordobés que ha puesto patas
arriba a todo un país.