Así, el tío de Julio (es de sobras conocida la longevidad de los Iglesias) ya iba dejando el listón bien alto en este mundo. Pero, años después, su sobrino no iba a ser menos. Según un reciente estudio de la universidad de Northamptonshire (Alabama), la saga de los Iglesias podría ser uno de los mayores causantes de la superpoblación actual del planeta. Se calcula que el 12% de la población mundial podría ser descendiente directo de un Iglesias (dejando de lado a Julio José, por razones evidentes).
Ante la sorpresa desvelada por el estudio genético, los investigadores han comenzado a indagar, creando más de dos millones de árboles genealógicos que siempre terminan con un interrogante. Una neblina de recuerdos entre vino, risas y un concierto en una pequeña localidad de la costa que termina en embarazo. Además, zoólogos especializados también apuntan a una posible hibridación de unas 200 razas, resultado de noches locas y la atracción fatal que supone la aterciopelada voz del cantante.
Por otro lado, un estudio minucioso ha demostrado que la mayoría de nanas y canciones de cuna en Quechua y Guaraní son versiones adaptadas por las tribus de “Hey”, “Lo mejor de tu vida” o “Soy un truhán, soy un señor”.
Visto que las pruebas resultan irrefutables, Julio ha organizado una rueda de prensa en Miami el próximo miércoles. En confianza, sin micros delante, ha declarado sentirse responsable pero orgulloso: “Estoy seguro de que Chábeli, Enrique, Julio José y Miranda serán capaces de abrir sus corazones a 50.000 de hijos más. Somos una gran familia, unida, bonita, fantástica y ¡weah! Además, estoy seguro que son todos buenos chavales, guapos, fantásticos, hermososos…”
Desde el Vaticano se han podido escuchar ciertas voces de reprimenda hacia nuestro amante más internacional. Pese a la oposición del nuevo Papa, parece ser que Ratzinger sigue moviendo los hilos. Refunfuña, escribe epístolas quejosas, sube acalorado el aire acondicionado, y agacha la cabeza; recordando, entre suspiros, aquella noche loca en Benidorm.
