Las reuniones de “tupper sex” son una oportunidad divertida para hablar de sexo, desmontar mitos y aparcar prejuicios
- Las mujeres de la familia
Arribas se han reunido en el salón para hablar de algo que les abruma
pero que, a la vez, les provoca curiosidad. Frente a ellas, la escritora
Pilar Ordoñez abre una maleta sin fondo provista de velas, cremas y juguetes eróticos: la fiesta acaba de empezar, “hablemos de sexo”.En la piel del otro
La “sexualidad iguala a todas las mujeres”, explica Ordoñez, quien ha reunido en su libro, “Miss Tupper Sex” (Aguilar), testimonios reales de mujeres que hablan sin vergüenza de sus experiencias sexuales, algunas tan divertidas como la que describe una persona anónima que juega con su pareja a interpretar variados y exóticos personajes.El “heterogéneo” cúmulo de vivencias femeninas que ha conocido Pilar Ordoñez en sesiones de “tupper sex” con otras mujeres prueban que amas de casa, médicas, cantantes, profesoras y atletas, “casadas, solteras o ‘arrejuntadas’” de todas las edades, padecen semejantes preocupaciones y fantasean con parecidos estereotipos de hombre.
De la misma opinión se muestra la responsable de formación de la tienda de lencería y corsetería erótica de lujo Lily Blossom, Almudena Martínez; la globalización no sólo ha asemejado gustos culturales y sociales entre los habitantes del planeta, cada vez más conectado, sino también “prácticas sexuales“, ha afirmado.
No es lo que parece
Las fantasías eróticas “son comunes” entre la mayoría de mortales: “Solemos soñar con las mismas cosas”, explica Almudena MartínezLily Blossom recibe diariamente a un público “internacional” que viene, sin embargo, reclamando las mismas cosas. Los lubricantes y “dildos” continúan en el “top” de objetos más vendidos, aunque la gama se amplía a otros artilugios más discretos como una memoria “usb”, una funda de puros o un pintalabios que, en realidad, vibran.
Las cremas afrodisíacas de pomelo y frambuesa y los artículos de “bondage” o dominación completan una gama de productos de lujo que se presentan en colores muy llamativos como el pistacho, el rosa fucsia o el naranja. Un juguete erótico combina funcionalidad, tecnología y un aspecto visual “muy atractivo”, ha explicado Almudena Martínez.
La corsetería de pedrería exclusiva de la diseñadora Maya Hansen es uno de los reclamos de la tienda, así como los talleres en los que Almudena Martínez lidia con algunas personas que esgrimen concepciones erróneas sobre el sexo o comparten experiencias poco gratificantes o insustanciales. “Muchas mujeres no han tenido un orgasmo en su vida, y eso es muy triste”, lamenta esta sexóloga.
Un acercamiento “más normalizado” a la sexualidad, opinan Martínez y Ordoñez, desemboca en relaciones “más placenteras” para las dos partes (si es que hay dos partes), han aclarado a Efe Estilo.
Complejos fuera
El condicionante cultural ha “sometido” a las mujeres a un estado de retraimiento respecto a su cuerpo que ha provocado sentimientos “de culpa y miedo” entre ellas, comenta Ordoñez.Sin embargo, sus conversaciones con mujeres en este tipo de reuniones, donde hijas y madres, amigas y compañeras de trabajo hablan sin tapujos sobre su mundología sexual, le hacen pensar que las féminas se están liberando del “dominio” que han sufrido.
Los hombres son más desconfiados al principio, pero acaban sucumbiendo, con igual entusiasmo, a ese juego de preámbulos prolongados que proporcionan los ungüentos, los “gloss” mentolados, los inciensos exóticos y los pétalos de rosa que contiene la maleta de Pilar Ordoñez, quien celebrará una de estas reuniones el próximo 9 de diciembre en Madrid para hablar de sexo con ironía y humor.
El sexo femenino se está “liberando” del dominio que ha sufrido, también en el plano sexualEl flanco femenino de los Arribas abandona el salón entre risas, pero algo ha cambiado entre ellas; la inicial conversación pudorosa se ha convertido en un rico diálogo con el que han aprendido no sólo la variedad de juguetes con los que combatir la apatía, sino también que el sexo es algo normal que les permite conocerse mejor. EFE.