Los vecinos de Las Quemadillas recuerdan “el extraño olor a quemado” que hubo la tarde en que desaparecieron los niños
La Fiscalía mantiene que los hijos de José Bretón nunca estuvieron en el parque Cruz Conde la tarde del 8 de octubre de 2011, tal y como mantiene su padre. Según él, se perdieron cuando se sentó en una incómoda barra de ejercicios que hay en el circuito de carreras de es el lugar. Pero esta mañana, dos testigos que pasaron esa tarde muy cerca de allí dicen que el acusado no estuvo en ese lugar. Sí le han reconocido como el hombre que, de repente, se les acercó preguntado por dos niños que se llamaban Ruth y José y que, según les dijo, se le acababan de perder.La Fiscalía y la acusación particular consideran que los dos hermanos, de seis y dos años fueron asesinados por su padre como venganza contra Ruth Ortiz, la madre de los pequeños, quien acababa de pedirle el divorcio. Los cuerpos de los niños habrían sido incinerados en una gran hoguera que Bretón hizo en una finca de sus padres, en las Quemadillas, donde reconoció haber pasado varias horas ese día. Por todo ello, el Ministerio Público y la acusación particular solicitan por el doble crimen 40 años de cárcel.
Los interrogatorios de hoy también se han centrado en la hoguera que Bretón prendió la tarde del 8 de octubre en la finca de Las Quemadillas, antes de denunciar la desaparición de sus hijos. El propio Bretón ha reconocido que estuvo en ese paraje varias horas y que hizo esa hoguera para quemar pertenencias de su mujer. “Aquel día hubo un olor muy desagradable, distinto a nada que hubiese olido nunca”, ha dicho un vecino. “Era un olor como a basura quemada, bolsas de plástico. No lo sé, nunca había olido nada igual”. El abogado de Bretón ha preguntado a ese testigo si podía tratarse de un olor a carne quemada y este ha dicho que cree que no. Tampoco han sabido decir los testigos si el olor procedía de la finca de Bretón. Tampoco vieron columna de humo alguno salir de su parcela,
Tras estar en la parcela, la versión que Bretón da de los hechos continúa en el parque Cruz Conde. Según él, allí habían quedado con sus hermanos y sobrinos para pasar la tarde. En un despiste, mientras se encontraban en camino dentro del parque, Bretón perdió a sus hijos mientras estaba sentado en una barra para hacer ejercicios. Pero a José Bretón nadie le vio allí. Ni solo ni tampoco acompañando a sus hijos. “La primera vez que le vi, se acercó muy tranquilo y nos dijo que había perdido a sus hijos”, ha recordado una testigo.
Todos los testigos que han comparecido esta mañana han coincidido en destacar la tranquilidad que mantuvo el acusado en todo momento. Bretón, apenas ha miradoa estos testigos, a diferencia de sesiones anteriores. “No estaba no nervioso ni alterado. Cuando se acercó a mí solo me dijo que tenían dos hijos de seis y dos años años y que se le habían perdido. Yo no estaría tan tranquila en esa situación”, dijo la joven
El testimonio de los testigos también coinciden en que el acusado buscaba a sus hijos de una forma aparentemente relaja. “Solo caminaba a paso ligero y nada más”, dijo uno. “Hablaba por el móvil y ya está”. Posteriormente, los declarantes señalan que volvieron a ver a Bretón de otra persona más alta que él -posiblemente su hermano Rafael- que sí daba muestra de gran nerviosismo y que se movía por el parque corriendo a gritos buscando a los pequeños. Nunca le había visto ni había visto a niños similares en ese momento.
Bretón también se acercó esa tarde a un recinto recreativo cerrado, justo en frente del parque Cruz Conde, que se llama la Ciudad de los Niños. Allí preguntó a varios monitores por sus hijos. Una trabajadora recuerda que todos los días se despistan muchos niños en la ciudad de los niños y que están muy alterados. En el caso de Bretón no era igual. “Estaba muy tranquilo. Las reacciones de los padres suelen ser histéricos. Es impresionante, quieren incluso cerrar las puertas. Él no”, ha asegurado. Otro trabajador presente en ese momento ha declarado lo mismo.
De hecho, Bretón salió tranquilamente de la Ciudad de los Niños para seguir buscando. “Lo hizo tranquilamente, hablando por el móvil. Estaba tan tranquilo que pensé que ya había encontrado a los niños”, ha dicho otra testigo que estaba esa tarde en el parque.
Los policías que participaron en las batidas de búqeda por el parque también han dibujado el mismo perfil de Bretón. Un hombre ensimismado, siempre mirando al frente y con un rictus serio. “Solo hablaba si le preguntabas”, ha dicho un agente que le llevó a la comisaría a poner la denuncia por la desaparición.