Una maestra pirata aseguró a las autoridades escolares que su pequeño tenía la grave enfermedad y que estaba en coma. La mujer presentaba certificados médicos truchos para que le justificaran la licencia. Finalmente, se comprobó que era un engaño y ahora pasará 6 meses en prisión.
La maestra británica Kelly Baker fue
sentenciada a seis meses de cárcel y suspendida para poder ejercer su
profesión durante cuatro años tras fingir que su hijo padecía cáncer
para no ir al trabajo.
Durante el último año, la maestra le costó a su escuela primaria, ubicada en Gales, unas 100.000 libras (unos 150.000 dólares) que gastaron en su sueldo y en el de sus sustitutos mientras no podía asistir a clase.
Tanto los empleados del colegio como sus alumnos creían que el hijo de Baker estaba gravemente enfermo. La mujer siempre falsificaba los certificados médicos para justificar sus ausencias.
Sus mentiras más extremas incluían la de que su hijo estuvo en coma y que perdió la movilidad de sus piernas.
El engaño se descubrió cuando uno de sus superiores decidió visitar al nene en el hospital, donde le dijeron que en la clínica nunca había estado ingresado un paciente con el supuesto nombre del hijo. Luego, se develaron todos los pormenores del delito de Baker.
Esta mentira no fue la única que usó para evitar ir a trabajar. Además de "enfermar" a su hijo, la docente inventó el funeral de su padre y varias dolencias propias, desde una infección viral hasta una rotura de costillas.
Durante el último año, la maestra le costó a su escuela primaria, ubicada en Gales, unas 100.000 libras (unos 150.000 dólares) que gastaron en su sueldo y en el de sus sustitutos mientras no podía asistir a clase.
Tanto los empleados del colegio como sus alumnos creían que el hijo de Baker estaba gravemente enfermo. La mujer siempre falsificaba los certificados médicos para justificar sus ausencias.
Sus mentiras más extremas incluían la de que su hijo estuvo en coma y que perdió la movilidad de sus piernas.
El engaño se descubrió cuando uno de sus superiores decidió visitar al nene en el hospital, donde le dijeron que en la clínica nunca había estado ingresado un paciente con el supuesto nombre del hijo. Luego, se develaron todos los pormenores del delito de Baker.
Esta mentira no fue la única que usó para evitar ir a trabajar. Además de "enfermar" a su hijo, la docente inventó el funeral de su padre y varias dolencias propias, desde una infección viral hasta una rotura de costillas.