El obispo de Córdoba sale al paso de las críticas recibidas por su última carta y se reafirma como “pregonero del Evangelio”
“Pedir al Señor que vuestro Obispo vaya delante del rebaño, dispuesto a dar la vida por cada uno cuando llega el lobo, avisando de los peligros y los engaños del enemigo, y anunciando a todos la salvación y la esperanza que sólo Jesucristo puede dar, porque es el único salvador de todos los hombres”. Así termina la carta semanal que el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha remitido esta mañana a sus fieles.
En la misma, el máximo representante de la Diócesis sale al paso de las críticas que ha recibido por su anterior misiva en la que acusaba a las políticas de género -a las que llamaba “ideología”- de ir en contra de la familia. En la misma carta acusaba de lo mismo al feminismo, la transexualidad y señalaba que los medios de comunicación y las escuelas servían para promover esa forma de pensar.
Fernández rogó a sus fieles que pidiesen “a Dios por vuestro obispo Demetrio, para que sea humilde y valiente pregonero del Evangelio. El obispo ha protagonizado numerosas portadas en los medios de comunicación. Pidió que los cordobeses dejasen de llamar Mezquita a la Mezquita para llamarla solo Catedral (o Catedral-Antigua Mezquita); acusó a los medios y las escuelas de incitar a la fornicación; aprovechó una misa en recuerdo de los niños Ruth y José, presuntamente asesinados por su padre en Córdoba, para atacar el aborto y alertó de un plan de la Unesco para conseguir que más de la mitad de la población mundial se hiciese homosexual.
Demetrio Fernández se mantiene inane ante las críticas y avisa de que seguirá la misma senda. Y como es norma, fundamenta su última carta en lo dictado por el Papa Benedicto XVI. Fernández recuerda lo que el domingo decía el Papa al consagrar nuevos obispos: “El agnosticismo ampliamente imperante hoy tiene sus dogmas y es extremadamente intolerante frente a todo lo que lo pone en tela de juicio y cuestiona sus criterios. Por eso, el valor de contradecir las orientaciones dominantes es hoy especialmente acuciante para un Obispo”.
El obispo de Córdoba sigue citando al Papa para desgranar las virtudes que deben de acompañar a los obispos. “Él ha de ser valeroso. Y ese valor o fortaleza no consiste en golpear con violencia, en la agresividad, sino en el dejarse golpear y enfrentarse a los criterios de las opiniones dominantes. A los que el Señor manda como corderos en medio de lobos se les requiere inevitablemente que tengan el valor de permanecer firmes en la verdad…”.
Y prosiguiendo con las palabras del Pontífice y los símiles con el martirio, apunta: “También de los sucesores de los Apóstoles se ha de esperar que sean constantemente golpeados, de manera moderna, si no cesan de anunciar de forma audible y comprensible el Evangelio de Jesucristo. Y entonces podrán estar alegres de haber sido juzgados dignos de sufrir ultrajes por él”.