Te imaginas que un día vas a tu banco de toda la vida a renegociar tu
hipoteca y te dicen que la casa que ellos mismos te vendieron no es
tuya?
¿Te imaginas al empleado de turno ponerse de todos los colores ante
lo que parece un error administrativo sin importancia pero que al final
no lo es?
Llevo peleando 12 años por lo que es mío y gracias a la pericia de un
abogado honesto lo he conseguido, pero tras este desgaste moral y
económico, ¿puedes creerte que el banco se ha ido de rositas y se ha
lavado la manos ante un problema solamente derivado de su mala gestión?
¿Hasta cuando vamos a aguantar los ciudadanos la falta de responsabilidad y honestidad?
En el año 2000 decidimos ir a nuestro banco, el BBVA, para renegociar
la hipoteca porque queríamos hacer reformas. Para nuestra sorpresa, el
mismo director de la sucursal bancaria que nos vendió la vivienda nos
comunica, con el gesto demudado, que la casa no era nuestra, que está a
nombre de otra persona. En un principio pensamos que sería algún error
administrativo sin importancia… pero nos equivocamos.
Y aquí empieza nuestra historia:
Hace 16 años el apoderado de la sucursal de Argentaria sita en La
Plazuela en Arrecife, Lanzarote, nos ofreció una vivienda propiedad de
Banco Hipotecario, que había sido previamente absorbido por la citada
entidad bancaria…Tras la fusión entre Argentaria y BBV que dio lugar al
BBVA, mantuvimos nuestra cuenta y las condiciones derivadas en la nueva
entidad.
Cuatro años después decidimos renegociar la hipoteca para hacer
reformas, y ahí saltó una sorpresa impredecible: la casa seguía a nombre
del antiguo propietario.
En el momento de la compra, la vivienda ya había sido adjudicada al
banco, a través de un procedimiento judicial de ejecución en el Juzgado
de Primera Instancia de Las Palmas GC. Tras la transacción, llevamos las
escrituras al Registro de Propiedad, pagamos los gastos
correspondientes y dimos por resuelto el tema. Pero una irregularidad
impidió poner la vivienda a nuestro nombre.
El registrador de la propiedad encontró un defecto de forma (la casa
era propiedad de varias personas – posiblemente por inversión – y a una
de ellas no la habían notificado el procedimiento judicial que concluyó
con la subasta), por lo que el inmueble no se registró a nombre del
banco.
El Registro de la Propiedad de Arrecife, en Lanzarote, nos demostró
que había notificado el problema al banco en varias ocasiones, pero
nunca obtuvo respuesta.
Al tomar cartas en el asunto y pedir explicaciones, el banco nos
aseguraba que estaba tomando las medidas necesarias para solucionar el
problema, y la sucursal bancaria nos remitió al departamento
inmobiliario del BBVA en Valladolid: allí un auténtico “cara dura”
“atendió” el tema sin resolverlo.
El siguiente paso fue buscar un abogado. Acudimos a 5 o 6; todos
planteaban una serie de opciones pero ninguno afrontó el caso.
¿Respuesta del departamento de Defensa del Consumidor del Cabildo
Insular y del Defensor del Pueblo? Nada… silencio absoluto.
Finalmente, alguien nos puso en contacto con un bufete de abogados,
en Barcelona. El letrado que se hizo cargo del caso, Don S. P. E., actuó
con gran habilidad y profesionalidad, llevando a cabo la diligencia
(una tercería de dominio) que tras casi tres de años de gestiones, dio
el resultado que buscábamos.
Y así acaba la historia:
El BBVA no asumió su responsabilidad; nosotros ya
habíamos firmado la hipoteca y asumimos todas las molestias y todos los
gastos derivados de las gestiones ocasionadas por un error que había
cometido el propio banco.
Esta experiencia me ha demostrado que esta entidad no es seria ni
ética, y por lo tanto no cuenta con mi confianza. Tampoco creo que las
demás sean muy diferentes. Y a tí… ¿Te han quitado el sueño los bancos?