Son datos oficiales de la última encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Uno de cada diez españoles nunca ha reciclado ni vidrio, ni plástico, ni papel y, además, se jacta de ello. El resto de la población que recicla vidrio, plástico, papel, aceite, medicamentos y electrodomésticos viejos son, según tan insolidario colectivo, unos idiotas.
Conozco varios de estos especímenes antirreciclaje, algunos incluso catedráticos de Universidad. Las razones esgrimidas para justificar el ser guarro, derrochón y egoísta son variadas, pero básicamente se pueden resumir en cuatro tipos:
- Modelo 1: El listillo. Antes llevaba el casco de vidrio a la tienda y me daban una perra gorda. Ahora me dicen que se lo dé a una empresa para que las perras se las lleve ella. Yo no regalo mi dinero a nadie.
- Modelo 2: El tontillo. Cuanto más ensucie más puestos de trabajo harán falta para limpiar las ciudades. En tiempo de crisis hay que echar una mano.
- Modelo 3: El vago. ¿Trabajar yo? ¿Y gratis? Vamos, anda.
- Modelo 4: El bodoque. ¿Separar y reciclar la basura? ¿Qué es eso?
Seguramente tú también conoces a gente que encaja perfectamente en éstos u otros modelos parecidos. ¿Qué podríamos hacer para convencerlos de su errónea actitud? Efectivamente, educarlos. Aunque con algunos de estos guarros de dos patas lo tenemos muy, muy difícil.