Ellas lo hacen y modifican en todo sentido (Imagen ilustrativa).
Un estudio británico que analizó el
comportamiento de la hembra de mosca de la fruta confirmó que luego de
aparearse, el semen de los machos produjo gran cantidad de alteraciones
en sus genes.
Mantener relaciones sexuales puede provocar
cambios fisiológicos importantes en las mujeres, incluyendo alteraciones
en la líbido, la fertilidad, la inmunidad, los hábitos alimentarios, la
retención del líquidos y los patrones de sueño, según se desprende de
un nuevo estudio realizado en la Universidad de East Anglia (Reino
Unido).Para llegar a estas conclusiones, los investigadores observaron cómo responde la hembra de mosca de la fruta (Drosophila melanogaster) tras aparearse. Así descubrieron que existe una proteína en el semen de sus compañeros varones que produce alteraciones en muchos genes femeninos.
“Hemos puesto a prueba los efectos de una enigmática proteína del fluido seminal, a la que llamamos ‘péptido del sexo’, y hemos llegado a la conclusión de que es capaz de cambiar la expresión de genes en distintas partes del cuerpo femenino, que afectan desde la fertilidad hasta la sensibilidad a los nutrientes o el comportamiento”, aclara la bióloga Tracey Chapman, coautora del estudio.
Eso significa, según Chapman, que los machos tienen un efecto directo sobre el sistema reproductor y el comportamiento de sus parejas femeninas, probablemente en la mayoría de las especies animales