Alberto lleva siete años en la plaza de la Virgen de Valencia y no ha
visto a nadie recogiendo basura de los contenedores. Y es que, aunque
Alberto venda cupones y tenga una disminución en la visión, no hay ni un
solo cubo en todo el espacio. Un coche de policía local aparcado junto a
la Basílica de la Virgen de los Desamparados vigila el recinto. El
agente reconoce que no suele resolver el problema que el Ayuntamiento
cataloga como “infracción grave”: detener a gente rebuscando en la
basura.
Según una resolución adoptada por la Junta de Gobierno local en junio de 2011, el individuo J. A. G. M. fue sancionado con 75 euros de multa por “retirar basuras de los contenedores sin estar autorizado a tal efecto” y por “retirar cartones de un contenedor de reciclaje”. Lo hizo a la altura del número 10 de la plaza de la Reina, contigua a la citada plaza de la Virgen. El informe, publicado ayer y firmado en abril de 2012, justifica la denuncia ateniéndose a los artículos 6.5 y 77.3 de la vigente Ordenanza Municipal de Limpieza Urbana, aprobada en enero de 2009, que considera infracción “manipular y seleccionar los materiales residuales depositados en la vía pública a la espera de ser recogidos por los servicios correspondientes, así como la busca y triaje de los residuos domiciliarios o de establecimientos de toda índole”.
De esta forma, la Administración le impone esta pena “por la infracción grave de manipular y seleccionar artículos de los contenedores”. Una falta que, en la coyuntura actual, sirve de sustento a numerosas personas y que ha provocado que la recogida de papel por parte de los servicios del Ayuntamiento se haya reducido en 3.500 toneladas. Según apuntaban fuentes de la Concejalía de Medio Ambiente, dirigida por María Ramón-Llin, esta reducción en la cantidad de recogida se debe “a la proliferación de hurtos en los depósitos azules”. Este saqueo supone una merma del 24% con respecto al año anterior.
En este sentido, Valencia se encuentra en la media de las ciudades españolas con más de 500.000 habitantes en las que se ha registrado una reducción media del 26,78% en la recogida de este material. Un puesto que perjudica también a las arcas del Consistorio, ya que las empresas encargadas de recogerlo lo venden a otras de reciclado y aumentan los ingresos. El dueño de una de estas confiesa que él también compra a particulares “aunque no esté permitido”. El precio actual es de entre cinco y seis céntimos por kilo, aunque si lo llevan por toneladas se puede negociar y subir “hasta un céntimo”. De esta forma, los que se dedican a esto no suelen cobrar más de 15 o 20 euros “si tienen una furgoneta”. “Si me lo traen en un carro, la cantidad no supera los 6 euros”, sopesa el comprador.
Según una resolución adoptada por la Junta de Gobierno local en junio de 2011, el individuo J. A. G. M. fue sancionado con 75 euros de multa por “retirar basuras de los contenedores sin estar autorizado a tal efecto” y por “retirar cartones de un contenedor de reciclaje”. Lo hizo a la altura del número 10 de la plaza de la Reina, contigua a la citada plaza de la Virgen. El informe, publicado ayer y firmado en abril de 2012, justifica la denuncia ateniéndose a los artículos 6.5 y 77.3 de la vigente Ordenanza Municipal de Limpieza Urbana, aprobada en enero de 2009, que considera infracción “manipular y seleccionar los materiales residuales depositados en la vía pública a la espera de ser recogidos por los servicios correspondientes, así como la busca y triaje de los residuos domiciliarios o de establecimientos de toda índole”.
De esta forma, la Administración le impone esta pena “por la infracción grave de manipular y seleccionar artículos de los contenedores”. Una falta que, en la coyuntura actual, sirve de sustento a numerosas personas y que ha provocado que la recogida de papel por parte de los servicios del Ayuntamiento se haya reducido en 3.500 toneladas. Según apuntaban fuentes de la Concejalía de Medio Ambiente, dirigida por María Ramón-Llin, esta reducción en la cantidad de recogida se debe “a la proliferación de hurtos en los depósitos azules”. Este saqueo supone una merma del 24% con respecto al año anterior.
En este sentido, Valencia se encuentra en la media de las ciudades españolas con más de 500.000 habitantes en las que se ha registrado una reducción media del 26,78% en la recogida de este material. Un puesto que perjudica también a las arcas del Consistorio, ya que las empresas encargadas de recogerlo lo venden a otras de reciclado y aumentan los ingresos. El dueño de una de estas confiesa que él también compra a particulares “aunque no esté permitido”. El precio actual es de entre cinco y seis céntimos por kilo, aunque si lo llevan por toneladas se puede negociar y subir “hasta un céntimo”. De esta forma, los que se dedican a esto no suelen cobrar más de 15 o 20 euros “si tienen una furgoneta”. “Si me lo traen en un carro, la cantidad no supera los 6 euros”, sopesa el comprador.