La última edición de la cumbre de
Bilderberg se celebró entre el 15 y el 18 de 2003 en el Hotel Trianon
Park de Versalles. La prensa convencional apenas si ha publicado unas
líneas sobre el encuentro, a pesar de que la combinación de invitados es
más que llamativa y noticiable.
Para empezar, ¿qué hacen bajo el mismo
techo los directivos de France Telecom, la Coca-Cola, The Wall Street
Journal, el consejero de Relaciones Públicas de Tony Blair, la Banca
Morgan, el gobernador del Banco de Francia y el primer ministro de
Dinamarca? Un selecto club que en mayo celebra su 50 aniversario.
Publicado en: Playboy, febrero de 2004
Magda Bandera | febrero de 2004
Cada mes de mayo una caravana de
limusinas negras se dirige hasta el hotel escogido por la organización.
En su interior, un centenar de banqueros, jefes de gobierno,
economistas, presidentes de multinacionales, académicos y responsables
de los medios de comunicación. Todos ellos se encierran durante un
intenso fin de semana pocos días antes de la reunión del G8. El sistema
de seguridad para proteger a este grupo es tan elitista como sus
miembros. Entre ellos, varios agentes de la CIA.
La prensa está prohibida. Nadie informa
sobre lo que allí se debate, no hay fotos oficiales. Las reuniones
anuales de esta selecta asociación, conocida como Club Bilderberg, se
celebran desde 1954 en “una atmósfera de estricto secretismo”. Así las
define la mismísima Enciclopedia Británica. Ellos se defienden de las
acusaciones de “oscurantismo” alegando que no son “un club secreto, sino
privado”.
La última edición de la cumbre de
Bilderberg se celebró entre el 15 y el 18 de 2003 en el Hotel Trianon
Park de Versalles. La prensa convencional apenas si ha publicado unas
líneas sobre el encuentro, a pesar de que la combinación de invitados es
más que llamativa y “noticiable”. Para empezar, ¿qué hacen bajo el
mismo techo los directivos de France Telecom, la Coca-Cola, The Wall
Street Journal, el consejero de Relaciones Públicas de Tony Blair, la
Banca Morgan, el gobernador del Banco de Francia y el primer ministro de
Dinamarca?
La cosa no queda ahí. Entre los
políticos desplazados hasta Versalles también se hallaban relevantes
miembros de la Administración Bush como Richard Perle y Paul Wolfowitz;
el ex presidente francés Valery Giscard D’Estaing (artífice del proyecto
de Constitución Europea), Anna Lindh (la ministra de Asuntos Exteriores
sueca asesinada el pasado septiembre), Klaus Schwab (presidente del
Foro de Davos) y José M. Durao (primer ministro portugués).
Otras multinacionales y empresas
congregadas en Bilderberg 2003 fueron la Danone, la Danish Oil and Gas
Corporation y la Heineken N.V.. Entre los representantes de los medios
de comunicación, estaban Juan Luis Cebrián (Prisa) y periodistas de Die
Zeit, La Republica, Le Figaro y The New York Times.
Poco se sabe de las conclusiones a las
que llegaron los citados en Versalles. Sólo algunas filtraciones
publicadas por la prensa independiente dejan entrever cierto malestar a
causa de la invasión de Irak. Donald Rumsfeld, un ilustre bilderberger,
había asegurado el año anterior que no habría guerra. Durante esta
edición se hizo sentir la división entre ambos lados del Atlántico a
causa del conflicto iraquí. Ello es motivo de disgusto para los padres
de Bilderberg, quienes, precisamente, crearon el grupo con el fin de
fortalecer el vínculo transatlántico.
’Sumos sacerdotes del capitalismo’
El príncipe Bernardo de Holanda fue el
primero en imaginar “una entidad destinada a fortalecer la unidad
atlántica, a frenar el expansionismo soviético y a fomentar la
cooperación y el desarrollo económico de los países del área
occidental”. Para constituirla, el padre de la actual reina de Holanda
contó con el apoyo de la Banca Rothschild, de Rockefeller y de Henry
Kissinger, quienes desde el principio forman parte del núcleo fuerte del
grupo, al que algunos han bautizado como “los sumos sacerdotes del
capitalismo”.
Según los expertos en Bilderberg, el
Club funciona según el sistema de círculos concéntricos. Concretamente,
esta asociación cuenta con un comité directivo -el Steering Comitte-
compuesto por unas cuarenta personas. Éstas escogen a los invitados de
la edición del año en curso según la agenda temática prevista. La norma
más o menos establecida es que cada uno de los miembros del comité
directivo invite a otras dos personas. En total, unas ciento cincuenta
personas como máximo.
Los miembros del Steering Comitte
debaten sobre los asuntos más discretos. Después, el centenar largo de
asistentes celebra otras reuniones de carácter más general. En ninguno
de los casos, las conclusiones se harán públicas, aunque en los últimos
años se emiten unas notas de prensa finales en las que se enuncian los
temas tratados durante el intenso fin de semana. Uno de los más
repetidos es el de la energía nuclear. Recientemente, la biotecnología
es otro de los asuntos estrella.
También en las última ediciones, la
secretaría del Grupo Bilderberg hace pública una lista con casi todos
los participantes. Estos no figuran agrupados por delegaciones, sino por
orden alfabético, algo que muchos consideran una prueba más de que a la
hora de decidir sobre los asuntos internacionales los países cuentan
menos que las multinacionales.
En cualquier caso, en la lista oficial
no están todos los asistentes, sino que siempre hay algún espontáneo,
como Colin Powell, secretario de Estado de EE.UU., quien el pasado mes
de mayo recaló en Versalles para informar sobre los progresos en el Irak
ocupado. Asimismo, algunos bilderbergers solicitan que sus nombres
permanezcan en el anonimato.
En los últimos años algunos medios de
comunicación independientes trabajan durante los meses previos a la
cumbre para descubrir el lugar del encuentro. Después montan guardia y
fotografían cualquier movimiento en los entornos del hotel escogido.
Esas imágenes pueden verse en la internet. Otra fuente importante para
saber qué se decide en Bilderberg son las filtraciones de los invitados,
realmente escasas gracias a la cuidada selección del Steering
Committee.
En internet también se encuentran
documentos con los nombres de los bilderbergers de las diferentes
ediciones. Entre estos aparecen los diferentes secretarios de la OTAN,
Giovanni Agnelli (presidente de la Fiat, uno de los principales
bilderbergers hasta que falleció hace ahora un año), el norteamericano
Steve Case (AOL Time Warner), Karl Otto Pöhl (ex presidente del
Bundesbank) y James Wolfensohn (presidente del Banco Mundial.
La nómina de bilderbergers es
sorprendente. Por ello, la revista The Economist escribió hace unos años
que “cuando alguien hace escala en Bilderberg, ya llegó”. La frase
tiene sentido si se tiene en cuenta que Bill Clinton y Tony Blair
asistieron a las cumbres poco antes de convertirse en los gobernantes de
sus respectivos países. También son sonadas las gestiones de Kissinger y
Agnelli para convencer a Berlusconi de la importancia de que el
bilderberger Renato Ruggiero fuese nombrado ministro de Exteriores. El
último secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, también ha
asistido a las reuniones del Club.
Otras supuestas maniobras de los
bilderbergers han sido denunciadas tanto por publicaciones de izquierdas
como por otras de derechas. Los izquierdistas de Big Issue aseguraban
que en la reunión celebrada en Sintra (Portugal) en 1999 se decidió dar
carta blanca a Rusia para bombardear Chechenia. Los partidarios de
Margaret Thatcher también acusan al Club de haber presionado para
conseguir apartarla de la política por oponerse al euro. Curiosamente,
el Club de Bilderberg es acusado tanto de nazi como de antisemita, de
conservador como de “socialista”.
En España
España ha sido una vez sede de un
encuentro del Club. En 1989, Felipe González dio la bienvenida al grupo
en el balneario pontevedrés de La Toja. En aquella ocasión estuvieron
presentes el ex secretario general de la OTAN Lord Carrington, el
ministro de asuntos exteriores austriaco, Franz Vranitzky, Jesús de
Polanco y Miguel Boyer.
Entre los españoles que han pasado por
Bilderberg en alguna de sus ediciones se encuentran Manuel Fraga, el
financiero Jaime de Carvajal y Urquijo (director de Ford España),
Rodrigo Rato (vicepresidente del Gobierno y ministro de Economía), Pedro
Solbes (comisario europeo para asuntos monetarios), Matías Rodríguez de
Iriarte (vicepresidente del BSCH), Joaquín Almunia (ex secretario
general del PSOE), Ramón de Miguel (secretario de Estado para Asuntos
Exteriores) y Francisco González (presidente del BBVA),
La elección de las sedes de los encuentros no son aleatorias. Del mismo
modo en que no es casual que el Club se reúna poco antes que el G8, es
significativo que la edición del 2001 tuviese lugar en la ciudad sueca
de Goteborg, donde pocos días después se celebró la cumbre semestral de
la Unión Europea. Entre los países que más veces han acogido a los
bilderbergers destaca Suecia, Estados Unidos y Canadá. El próximo mes de
mayo Bilderberg celebrará su 50 aniversario.