La decisión está tomada y es la de dejar el club, tal como informó ayer este diario. Aunque ya se la ha avanzado tanto a Sandro Rosell como a Andoni Zubizarreta no lo ha hecho de una manera rotunda (siempre deja una puerta abierta) y les emplazó a hacerlo hoy, con el argumento de que quería hacérselo saber inmediatamente al equipo, que también aguarda expectante. A pesar de que los jugadores se han pronunciado de forma unánime y repetida en favor de su continuidad («Pep es más importante para el Barça que yo», llegó a decir Messi), tanto ellos como el resto de personas que conviven en Sant Joan Despi tienen la sospecha de que la cuenta atrás es inevitable y que la final de la Copa será el último reto por el que pelearán juntos.
Pep Guardiola se pondrá hoy delante de sus jugadores, como tantas otras veces ha hecho en estos casi cuatro años. Pero la escena que se vivirá esta mañana en el vestuario de la Ciudad Deportiva tendrá un aire muy diferente. Guardiola tomará la palabra para lanzar un mensaje que ha ido madurando desde hace meses, en un largo e intenso proceso que le ha llevado a cambiar de opinión varias veces, víctima de sentimientos contradictorios que todavía ahora le acompañan. Es el capítulo final. O se va como tenía pensado o da un vuelco improbable y sigue.
SECRETISMO ABSOLUTO / Si se cumple esta intuición, el destino podría tener un curioso guiño con Guardiola y cerrar su etapa en el Barça con el primer título de los 13 que ha conquistado y frente al mismo rival, el Athletic. Hasta el último momento Guardiola ha mantenido un absoluto secretismo sobre su futuro, en la misma línea que siguió en abril del 2001 cuando anunció su adiós como jugador. Entonces siguió un proceso idéntico y también lo hizo público después de transmitirlo primero al presidente Joan Gaspart (a medianoche) y a la mañana siguiente a sus compañeros en el vestuario. «Me voy yo. El Barça lo ha hecho todo para retenerme pero sentía que tenía que dar este paso», dijo ese mismo día en una entrevista con EL PERIÓDICO, y marcándose el reto de conocer «nuevas culturas».
EL GUION DEL 2001 / La historia parece a estar a punto de repetirse y con un guion muy similar. Ni siquiera personas de su máxima confianza, dentro y fuera del vestuario, conocen sus intenciones. Solo Guardiola, su esposa y Tito Vilanova saben lo que hará Guardiola. El técnico ha sido muy escrupuloso para evitar cualquier filtración hasta el punto de que tanto Rosell como Zubi no han tenido conocimiento de su decisión hasta el último momento, aunque en los contactos que han mantenido en los últimos meses ya habían tenido indicios de que estaba más cerca de marcharse que de quedarse. Pero nunca con absoluta certeza.
De hecho, ayer mismo, pese a la convicción general de distintas partes implicadas en el tema de que no hay marcha atrás, nadie se atrevía a darlo por definitivo. La semana trágica (en cuatro días perdió la Liga con el Madrid y la Champions con el Chelsea) no ha influido en su decisión de no renovar, pese a que todavía se aguardaba un cambio en las últimas horas intentando insuflarle energía para emprender el quinto y definitivo año. Guardiola, en cambio, se siente liberado tras casi cuatro años extenuantes. De presión y de éxito. O se va o se queda, si es que al final encuentra el último hilo para renovar el equipo y pelear otra vez contra un Madrid que se ha quedado sin la Champions.
REUNIÓN CON ROSELL / Guardiola se reunió el miércoles por la mañana en su domicilio con Rosell, Zubizarreta y el vicepresidente deportivo Josep Maria Bartomeu, según informó ayer Ona FM, y les habría expresado su intención de no seguir. El club le ha dado libertad para firmar el contrato que quiera, aunque Guardiola siempre ha hablado solo de un año. La junta también transmitió ayer la idea de que le había puesto delante un cheque en blanco para dejar claro que ha hecho todo lo posible para retenerle y que la decisión es exclusivamente del técnico, consciente de que su marcha significará un desgaste y una papeleta de cara al futuro. Pero no es un problema de Guardiola porque su decisión es puramente personal.
EL PLAN B / De hecho, el entrenador ya sopesó irse la pasada temporada, pero la respuesta admirable del equipo y el reto de volver a ganar le hizo seguir. Ahora, pese a creer que el ciclo de este Barça no se ha acabado, duda de sí mismo y de sus fuerzas. El club, entretanto, ha tenido que ir trabajando en un plan B para suplirle, con opciones como Marcelo Bielsa (Athletic), Ernesto Valverde (acaba de dejar el Olympiakos), Laurent Blanc (actual seleccionador francés) y Andre Villas-Boas (a quien el Chelsea echó este año). Pero todo depende de lo que diga hoy Pep a sus jugadores. Si cumple su decisión, será un duro golpe.