Los actos de devolución de restos se han convertido en un 
espacio público donde las familias pueden legitimar su condición de 
víctimas, aunque no consigan esa legitimación en un juzgado o en un 
libro de historia. Foto: ARMH
    
 25.02.9120.483.  Los números que preceden las 
primeras palabras de este artículo no son  un error. Se trata de una 
cifra que pocos reconocerán, a pesar de que  tiene una decisiva 
importancia simbólica. Es el código de la partida en  los presupuestos 
generales del Estado gracias a la cual se han excavado  cunetas, abierto
 fosas, cotejado restos óseos y rastros de ADN, investigado y divulgado 
 sobre los asesinados y represaliados durante la Guerra Civil y el 
franquismo en los últimos seis años. Esa partida, ese 25.02.9120.483, ya
  no existe.  Ha pasado de 2.501.540 euros a la nada.
 
 La  importancia de esa cantidad de dinero no es sólo económica sino 
también  simbólica, porque con ese gesto el Estado da la espalda al 
proceso de  recuperación de la memoria histórica, empujando esta 
responsabilidad de  nuevo al ámbito de lo privado. "Es un paso atrás muy
 importante porque  supone volver a la situación anterior al año 2006, 
antes de la Ley de  Memoria Histórica", explica el antropólogo Francisco
 Ferrándiz,  investigador del CSIC en el proyecto  Las políticas de la memoria.
 "Antes  de 2006 eran las familias o los ayuntamientos los que ponían 
lugares  para que los que trabajaban en las excavaciones pudieran dormir
 y las  comidas se financiaban colectivamente. El dinero del Ministerio 
de  Presidencia hacía que esos gastos se centralizaran, pero ahora habrá
 que  buscar financiación para cada gasto por separado, aunque para 
alguno, como  las pruebas de ADN [unos 350 euros por cuerpo], no sé yo 
dónde va a haber  financiación". 
 "Volveremos a los niveles de los primeros años", coincide  Marco González, vicepresidente de la  Asociación para la Recuperación de  la Memoria Histórica
 (ARMH), "donde no podíamos permitirnos más que un  equipo durante las 
vacaciones que llevara a cabo exhumaciones fáciles o  técnicamente 
viables en un sólo día de alquiler de la retroexcavadora".
 
González calcula que en realidad el 80% del trabajo de recuperación se hace por voluntariado. El máximo de dinero que otorgaba el Ministerio por proyecto era de 40.000 euros o 60.000 si incluía exhumaciones. "Si hay que volver a la tortilla o al bocadillo y a dormir al pabellón del Ayuntamiento, pues se vuelve, pero cuando se han creado procedimientos y estructuras de trabajo durante todo el año que ahora están en peligro de desaparición, duele", opina González. Es lo que Ferrándiz llama "descapitalización humana", más peligrosa que la económica. La formación de investigadores muy especializados agrupados en equipos estables con protocolos consolidados, "ese es el mejor efecto de la financiación pública".
González calcula que en realidad el 80% del trabajo de recuperación se hace por voluntariado. El máximo de dinero que otorgaba el Ministerio por proyecto era de 40.000 euros o 60.000 si incluía exhumaciones. "Si hay que volver a la tortilla o al bocadillo y a dormir al pabellón del Ayuntamiento, pues se vuelve, pero cuando se han creado procedimientos y estructuras de trabajo durante todo el año que ahora están en peligro de desaparición, duele", opina González. Es lo que Ferrándiz llama "descapitalización humana", más peligrosa que la económica. La formación de investigadores muy especializados agrupados en equipos estables con protocolos consolidados, "ese es el mejor efecto de la financiación pública".
Buscarse la vida
 
 En el  laboratorio de la ARMH
 del campus de Ponferrada de la Universidad de León trabajan tres  
personas y una de ellas es Marco González. Ponferrada es la cuna del  
proceso de Recuperación pues  en Priaranza del Bierzo, a 20 kilómetros de allí, se abrió la primera fosa de manera profesional
 en el año 2000, donde estaba enterrado el abuelo de Emilio Silva,  
presidente de la Asociación. Desde allí se coordina el trabajo de  
voluntarios e investigadores, se reciben los restos, se realizan los  
trabajos de identificación y los estudios que permiten completar las  
lagunas del bando derrotado en la Guerra Civil. 
 Esas
 tres personas  siguen trabajando día a día, cerrando los casos que ya 
tenían abiertos  pero, con la desaparición de las ayudas públicas, están
 abocados al  paro. "Estamos luchando por conseguir una mínima 
financiación para  mantener esos puestos pero llegado cierto punto, la 
gente tendrá que  buscarse la vida", advierte Marco. El local lo aportó 
la Universidad,  pero lo dotó la ARMH y por allí ha pasado una 
grandísima parte de todos  los restos recuperados en los últimos años. 
 A pesar de su importancia,  Marco explica que "el Gobierno no tiene 
ningún interés en el  laboratorio, nadie lo ha visitado, ni siquiera la 
administración local, a  los que vimos un día por la ventana inaugurando
 la calle de atrás,  llamada de la Memoria Histórica". Actualmente en su
 laboratorio hay 60  casos a punto de ser resueltos, en la antesala de 
una prueba genética  que no podrá realizarse por falta de dinero.
 
      En la excavación de la aldea de El Álamo (Madroño, Sevilla) se 
exhumaron en 2011 los cuerpos de dos mineros fusilados 73 años atrás. 
Foto: ARMH.
    
 Los  otros dos importantes grupos de 
trabajo estables son el que dirige el  médico forense Francisco 
Etxeberria en la Sociedad Aranzadi, dedicado a  la zona norte, en 
especial Euskadi y Navarra, y el de la Universidad  Autónoma de Madrid. 
En él, dos personas han estado contratadas durante siete años a tiempo 
completo pero de manera intermitente, con contratos  de varios meses de 
duración.  Permanecerán allí hasta el verano para poder cerrar al menos 
dos de los proyectos abiertos: el del  Cementerio de La Carcavilla en Palencia y una fosa de presos en Valdenoceda (Burgos), enterrados bajo tumbas modernas, en total, unos 180 cuerpos. 
 El caso de los 156 presos de Valdenoceda lleva diez años abierto y la 
Agrupación de Familiares ha pasado por grandes dificultades, como la 
necesidad de recaudar  4.000 euros para pagar al Estado los intereses de la devolución
 de la subvención de 58.200 euros que tuvieron que devolver al no 
conseguir localizar en plazo a todos los familiares de las inhumaciones 
situadas sobre la fosa común. Para realizar la exhumación de los 39 
cuerpos que aún están  enterrados es necesario trasladar esas tumbas con
 el consentimiento de  los familiares, una tarea complicada que les 
llevó mucho más tiempo del  que esperaban. 
 Con vistas al futuro trabajo de cotejamiento,  la agrupación busca a familiares de 13 de los 86 que quedan sin identificar,
 aquellos con posibilidades más altas. El 13 de abril se les rendirá un 
acto de homenaje. "Sin  financiación va a disminuir la actividad", 
aclara Francisco Etxeberria, "pero la disposición del  equipo que 
coordino es la de atender los casos incluso sin ninguna ayuda  
económica. Lo haremos como en los primeros años, en régimen de  
voluntariado".
Buscar financiación privada
 
 Luis  Ríos es el antropólogo que desde la Autónoma ha participado en la
 fosa  de Valdenoceda e investiga en exhumaciones e identificación de 
restos  óseos humanos de fosas comunes y cementerios de la Guerra Civil.
 Ríos  considera que hasta el 31 de marzo seguiremos viendo informes,  
devoluciones de restos y trabajos financiados con dinero público. A  
partir de ahí, el escenario será otro. "Hemos tenido una reunión entre  
diferentes grupos de trabajo y hemos valorado  buscar financiación en  fundaciones privadas de fuera de España, es lo único que se nos ocurre.  Es un modelo desconocido en España pero habitual en otros países".
 
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica está sopesando más opciones. Entre ellas, una campaña de captación de socios. No descartan recurrir al crowdfunding que, para Marco González, es "algo digno", pero "sería vergonzoso para un Estado ver cómo los derechos humanos se tienen que solucionar con la aportación de terceros y menos de los familiares, una familia de un desaparecido no tiene que gastar ni un euro".
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica está sopesando más opciones. Entre ellas, una campaña de captación de socios. No descartan recurrir al crowdfunding que, para Marco González, es "algo digno", pero "sería vergonzoso para un Estado ver cómo los derechos humanos se tienen que solucionar con la aportación de terceros y menos de los familiares, una familia de un desaparecido no tiene que gastar ni un euro".
 "Dónde se ha visto que particulares sean los que levanten  restos de 
personas que han sido asesinadas y que la justicia lo obvie o  mire para
 otro lado", se pregunta Emilio Sales, del Foro por la Memoria  
Histórica de Toledo. "Cómo se puede permitir que pruebas de un delito  
sean manejadas por personas ajenas a la acción judicial, pruebas de  
asesinatos que, como crímenes de lesa humanidad, no prescriben". Emilio 
 piensa que las exhumaciones debería realizarlas el Estado y no, como él
  los llama, los  Milicianos de la Memoria, todo 
este gran conjunto de  ciudadanos que, sean voluntarios o 
investigadores, lo hacen  desinteresadamente o por la cobertura mínima 
de los gastos. "La ARMH no  debería estar aquí, somos algo accidental, 
la memoria debería ser  gestionada por los gobiernos y los estados... 
pero no lo han hecho".  Marco y José Luis Muga, vicepresidente de la 
Federación Estatal de Foros  por la Memoria, coinciden: las exhumaciones
 deben pagarlas los juzgados  de instrucción de las provincias.
 En Cataluña vivieron el apagón de ayudas públicas un año antes incluso que las del Ministerio de Presidencia. Ni la  Direcció General de Memòria Democràtica
 ni el Memorial Democrátic conceden subvenciones desde 2011, con el 
cambio de Gobierno en la Generalitat. La Direcció General tiene el 
cometido de hacer cumplir la Ley de Fosas catalana y tiene una unidad 
que recibe las solicitudes de búsquedas y exhumaciones, "pero la 
sensación que se traslada es que está todo muy parado", opina Queralt 
Solé, profesora de Historia Contemporánea en la Universitat de Barcelona
 y autora de una tesis sobre las fosas comunes en Cataluña. 
 "La Memoria ha estado siempre en el entorno de lo privado y  las subvenciones no eran más que un subterfugio para parecer que se llevaba a lo público,
 pero el Estado nunca asumió una dirección de la Memoria Histórica", 
analiza Solé, quien alerta también que dejar la investigación en la vía 
del voluntarismo puede afectar a la rigurosidad. "El capital humano y de
 conocimiento interdisciplinar que se ha formado en estos años está 
siendo muy valorado fuera de España, están llegando grupos de 
universidades inglesas, italianas y alemanas para ver cómo hemos 
realizado los trabajos de Memoria Histórica". Todo este conocimiento 
está generando tesis, másteres, trabajos que antes no existían, que se 
extienden a los libros de textos y las tareas escolares en Secundaria y 
Bachillerato.
      Comunidad de muerte: murieron juntos, los enterraron juntos y 
'reviven' de nuevo juntos como parte de la Historia reciente de España. 
Foto: ARMH
    
 Funcionamos,  como explica Ferrándiz, con un "modelo 
subcontrata de derechos  humanos", donde el Estado "no ha amparado sino 
que ha trasladado la  responsabilidad a familias y asociaciones sin 
ningún tipo de  coordinación" mediante una Ley de Memoria Histórica que 
no ha dejado  contento a nadie. "Con el fin de las subvenciones se 
quiere pone también  fin al debate que ha puesto en tela de juicio a la 
transición y su  modelo de impunidad", opina José Luis Muga. La memoria 
histórica ha  desaparecido de la agenda mediática, se ha quemado, no se 
habla de ella  en los periódicos ni en el telediario y está también 
fuera de la agenda  política. 
Puente desde el silencio
 
 "Ha pasado directamente al olvido", reflexiona Laura Muñoz, 
investigadora de la Universidad de Extremadura, "y tal vez una  
saturación de memoria ha sido al final perjudicial para las familias, 
que  han visto cómo sus traumas han pasado de la primera línea al plano 
de  la invisibilidad, ya no mediática, sino social y política". 
Desenterrar es  un acto muy simbólico, los cuerpos emergen a una "vida  after life"
 –según un término de Ferrándiz–, y de alguna manera dialogan con la  
sociedad que existe 70 años después de muerte. "La exhumación de fosas  
comunes ha supuesto no solo la recuperación de los cuerpos, sino también
  ha tendido un puente desde el silencio impuesto a las familias aún en 
 buena parte de la democracia, hacia la escucha y comprensión de una  
sociedad marcada, hasta no hace mucho tiempo, por una amnesia  
consensuada, indiferencia acomodada, e incluso, olvido consentido",  
analiza Muñoz.
 El grupo de Luis Ríos ya descarta 
abrir un proceso de trabajo de una gran excavación en Burgos. Lo mismo 
en Medina del Campo, una bodega de vino hundida donde arrojaron cuerpos 
pero que precisa de un costoso trabajo vertical que sin ayuda económica 
no pueden acometer.  
 
¿Qué va a ocurrir con los nietos de los derrotados que son los que hoy se atreven a preguntar en voz alta? ¿Y con los hijos aún supervivientes, ya tan mayores? Hace pocos días llamó al laboratorio de Ponferrada un hombre cuyo padre yacía, presuntamente, en una fosa abierta en 2010 donde había cuatro esqueletos. Se han hecho dos pruebas de ADN, no hay dinero para los otras dos. El hombre llama porque tiene 82 años y está enfermo. Sea como sea, hay que hacerlo, y hay que hacerlo pronto, dicen los investigadores.
¿Qué va a ocurrir con los nietos de los derrotados que son los que hoy se atreven a preguntar en voz alta? ¿Y con los hijos aún supervivientes, ya tan mayores? Hace pocos días llamó al laboratorio de Ponferrada un hombre cuyo padre yacía, presuntamente, en una fosa abierta en 2010 donde había cuatro esqueletos. Se han hecho dos pruebas de ADN, no hay dinero para los otras dos. El hombre llama porque tiene 82 años y está enfermo. Sea como sea, hay que hacerlo, y hay que hacerlo pronto, dicen los investigadores.
 "La gente mayor se muere, 
todavía hay tiempo para  hacer más cosas pero, en cualquier caso, hemos 
llegado tarde, por todo  lo que no se hizo antes del año 2000", recuerda
 Luis Ríos. Los mayores  son los que podían dar testimonio de dónde 
estaban las fosas, bien  porque lo vieron de niños o porque se lo 
transmitieron oralmente. "Conocemos familiares que han muerto esperando,
 eso es bastante  injusto". 
 Para la investigadora de la Universidad de Extremadura,  "se va a  producir un gran efecto traumático" en las familias,
 "ya que después de  77 años de espera y después de los logros 
conseguidos en los últimos  años, este hecho supone una vuelta al punto 
cero. Los familiares vuelven a  ver cómo sus demandas, solicitudes y sus
 derechos son vulnerados  nuevamente y relegados a un segundo plano. 
Además, el tratamiento actual  de las víctimas, invisibles, dentro de la
 esfera política supone un  doble trauma para los familiares ya que ven 
nuevamente truncada y  frustrada su necesidad y anhelo de localización 
de los cuerpos de sus  seres queridos y la restitución de su identidad e
 historia".
Error 404: Memoria Histórica no encontrada
El Gobierno fulmina cualquier ayuda pública para seguir investigando en los puntos oscuros de la represión franquista y lo hace sin dabate público, explicaciones o protestas ciudadanas. El ciclo de interés de la opinión pública sobre la Memoria Histórica está en sus horas más bajas, "se ha quemado mediáticamente", explica Ferrándiz. Eso, unido al efecto crisis, ha permitido que el Gobierno del PP se retirara por completo de este ámbito de una manera suave y silenciosa, sin resistencia.La página del Ministerio de Presidencia donde se encontraba la información de las ayudas y el procedimiento para solicitarlas ha sibo borrada de la web, en lugar de dar algún tipo de explicación, como si nunca hubiera existido. A pesar de que la propia página del Gobierno sobre Memoria Histórica sigue manteniendo un enlace en el apartado de subvenciones que apunta a la página eliminada. Esta página oficial no incorpora la información actualizada sobre la cancelación de las ayuda.
Desde la web del Ministerio de Justicia también se indica que hay "más información" sobre la Memoria Histórica en la web del Ministerio de Presidencia. Error. No hay ninguna información sobre ella en la página de este ministerio.
El Estado concede subvenciones desde el año 2006. Entre 2006 y 2011 se han destinado 25,1 millones de euros, de los cuales 8,1 han sido para la apertura de fosas; 3,3 para la recogida de testimonios; 2,9 para archivos y censos y 2 para la realización de documentales. De los 1.367 proyectos presentados, se han admitido 832 (el 61%).
 
