Nueve lustros después de que los humanos,
por primera vez, pisaran en la Luna, la agencia espacial estadunidense
(NASA) tiene por delante un menú excitante que incluye desde más
misiones orbitales hasta el envío de una misión tripulada a Marte en
2030.
“La Estación Espacial Internacional (EEI) es la pieza central de
nuestras misiones tripuladas en órbita baja de la Tierra”, recordó el
exastronauta y actual director de la NASA, Charles Bolden.
Pero al mismo tiempo “la NASA diseña y construye las capacidades para
mandar a los humanos en la exploración del Sistema Solar con la meta de
enviar tripulantes a un asteroide capturado y reubicado en la próxima
década, y de que los humanos lleguen a Marte en la década de 2030”,
añadió.
El 20 de julio de 1969 la cápsula
Eagle, en la undécima
misión del programa Apollo, se posó en la Luna y los astronautas Neil
Armstrong y Edwin Aldrin fueron los primeros seres humanos que caminaron
sobre el satélite.
Todo el mundo pudo ver cómo Armstrong abría la escotilla del módulo lunar
Eagle y descendía lentamente antes de poner un pie en la Luna.
Le siguió Aldrin, mientras que el tercer miembro de la misión Apolo
11, Michael Collins, permanecía orbitando la Luna en la cápsula
Columbiaque los traería de vuelta a la Tierra.
Se calcula que unos 530 millones de personas contemplaron el
acontecimiento en directo por televisión y fueron testigos de una hazaña
histórica.
El alunizaje le permitía a EU, en plena Guerra Fría, contrarrestar la
ventaja que la Unión Soviética le había sacado en la primera década de
la carrera espacial.
Los éxitos de los soviéticos con el lanzamiento del primer satélite al espacio, el
Sputnik (en 1957), y el primer
vuelo
tripulado por un hombre (Yuri Gagarin, en 1961) llevaron al presidente
John F. Kennedy a fijar como objetivo nacional, en su famoso discurso de
1961, el envío de un hombre a la Luna.
Durante las más de dos horas que duró el paseo lunar de Armstrong y
Aldrin, los dos estadunidenses instalaron una cámara de televisión para
grabar imágenes de la Tierra, tomaron fotos, desplegaron varios
experimentos y recogieron 22 kilogramos de rocas.
Pero, además, dejaron placas en memoria de los astronautas de la
misión fallecidos, dejaron un disco con mensajes procedentes de 73
países y plantaron la bandera de EU.
“Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la
humanidad”, dijo Armstrong entonces, acuñando una frase para la
historia.
Misiones de exploración
La EEI, en cuya construcción y operación colaboran quince naciones,
mantiene una tripulación permanente a unos 385 kilómetros de la Tierra.
El complejo, con un costo de unos cien mil millones de dólares, orbita a
una velocidad de unos 27 mil kilómetros por hora.
Desde que puso fin a su programa de transbordadores espaciales en
2011, la NASA ha dejado espacio para que las empresas privadas continúen
las labores de abastecimiento y cambio de tripulaciones en la EEI,
mientras la agencia gubernamental se ocupa del diseño y desarrollo de
nuevos cohetes propulsores y cabinas para misiones de mayor distancia.
La próxima misión es el lanzamiento, previsto para marzo de 2015, y
puesta en órbita de los cuatro artefactos idénticos que forman el
Sistema Magnetosérico Múltiple (MMS) que estudiará la microfísica de
tres procesos de plasma fundamentales; la reconexión magnética, la
aceleración de partículas energéticas y la turbulencia.
Cada uno de los cuatro artefactos octogonales pesa 1,250 kilogramos
y, colocados uno encima de otro en la configuración de lanzamiento,
alcanzan una altura de casi 13 metros. En órbita, los componentes de la
misión MMS se ubicarán a distancias variables en la magnetosfera para
hacer mediciones tridimensionales de la región.
En julio de 2015 la cápsula New Horizons, que pesa 478 kilogramos y
fue lanzada en 2006, pasará más allá de Plutón y sus lunas heladas a
4,830 millones de kilómetros de la Tierra en los lindes del Sistema
Solar.
Presencia en Marte
Estados Unidos ya ha colocado en Marte robots exploradores y en marzo
de 2016 desde la base Vandenberg de la Fuerza Aérea, en California, un
cohete Atlas V impulsará hacia el Planeta Rojo la misión no tripulada
InSight, una cápsula de 350 kilogramos cuyo descenso en el suelo
marciano está programado para septiembre.
El propósito de esta misión es la ubicación de un equipo con un
sismómetro y un aparato para medir el flujo de calor en la superficie de
Marte para el estudio de la temprana evolución geológica del planeta.
Hacia fines de 2016 la cápsula Juno, lanzada en agosto de 2011 y que
se desplaza a 108 mil kilómetros por hora, se aproximará a Júpiter con
la misión de estudiar su estructura.
En 2017 la NASA lanzará desde el Centro Espacial Kennedy, en Florida,
el telescopio espacial TESS diseñado para la búsqueda de planetas fuera
del Sistema Solar, y en 2018 la sonda solar Plus explorará la atmósfera
exterior del Sol.
Para 2018 también están programados el lanzamiento del telescopio
James Webb, sucesor del Hubble, y la culminación de la misión
OSIRIS-Rex, cuando después de tres años de travesía una cápsula se
aproximará al asteroide “1999 RQ36” y con su brazo robótico tomará
muestras que retornarán a la Tierra en 2023.
En 2020 otro robot explorador investigará en Marte posibles indicios
de vida en el pasado remoto con la idea de que las muestras sean traídas
a la Tierra, y probará tecnologías para la presencia humana en el
planeta.
En 2021, si se cumple con lo anunciado en 2010 por el presidente
Barack Obama, la NASA, aprovechando lo aprendido por la misión
OSIRIX-Rex, enviará una misión tripulada a un asteroide.
El horizonte exploratorio de la agencia espacial estadunidense se ilumina en 2030
con la esperanza de llevar a Marte a los primeros visitantes humanos.