hidratos de carbono, su cuerpo los convierte en etanol y él termina 
achispado o resacoso. Le llamé para hablar con él acerca de cómo lleva 
lo de ser una destilería humana ambulante.
 
 Matthew de niño, enfermo y guardando cama, antes de que se le diagnosticara el síndrome
Matthew Hogg:
 Matthew de niño, enfermo y guardando cama, antes de que se le diagnosticara el síndrome
Matthew Hogg:Sufrí trastornos digestivos durante toda 
mi niñez. Al principio me diagnosticaron síndrome de colon irritable, 
pero hacia el final de mi adolescencia experimenté un severo 
empeoramiento de los síntomas, como gases e hinchazón después de las 
comidas; tan severo, que podía sentir el burbujeo de la fermentación en 
mi bajo abdomen. Y lo peor fue que desarrollé nuevos síntomas, aún más 
preocupantes. Me sentía intoxicado, además de padecer una larga lista de
 síntomas en todo el cuerpo, entre ellos fatiga crónica, dolores 
musculares, dolor de cabeza crónico, deterioro mental y alteración del 
estado anímico. La lista sigue.
 
¿Tenías resaca después?
 Sí. Ya avanzada la adolescencia experimentaba severas resacas 
alcohólicas que, por lo general, eran peores a la mañana siguiente de 
haber ingerido alguna comida con alto contenido de hidratos de carbono. 
Sufría martilleantes jaquecas, unas náuseas terribles, en ocasiones 
vomitaba y sufría deshidratación, sequedad en la boca, sudores fríos y 
temblor en las manos. Era como si la noche anterior hubiera salido y 
dejado seco el bar, pero sin haber consumido nada de alcohol.
 
Joder, suena fatal. ¿Cuándo te diagnosticaron síndrome de autodestilación?
 Finalmente acudí a un especialista de Londres, el ya fallecido Dr. 
Keith Eaton. Sus pruebas confirmaron que mi intestino producía grandes 
cantidades de etanol a partir de la levadura, además de una importante 
cantidad de otros alcoholes asociados con el metabolismo de varias 
bacterias. El Dr. Eaton me diagnosticó síndrome de autodestilación y su 
diagnóstico lo confirmaron otros médicos especializados en dolencias 
crónicas no reconocidas y poco habituales.
 
¿Qué clase de impacto ha tenido esto en tu vida?
 Un impacto enorme y devastador. Hasta los 16 años fui un estudiante de 
primera, el trabajo académico me divertía y me estimulaba. También era 
un buen atleta y deportista, y tenía una magnífica vida social. Cuando 
el síndrome de autodestilación empezó a manifestarse, todo eso cambió. 
Me encontré rindiendo pobremente en el colegio cuando, en mi cabeza, yo 
sabía que no debería tener ningún problema. También tuve que dejar el 
deporte porque, después de una breve carrera, me sentía agotado. 
Levantarme por las mañanas me costaba un mundo. Estaba asustado, no 
sabía lo que me estaba pasando, y frustrado y furioso por no poder 
funcionar al alto nivel al que estaba acostumbrado. Mi vida social se 
resintió mucho y me sentí solo y separado de mis amigos, faltándome la 
energía y la motivación para formar parte de las cosas.
 
 ¿Qué hiciste entonces?
 ¿Qué hiciste entonces?
 A los 18 años conseguí por los pelos entrar en la Universidad de 
Sheffield para estudiar un graduado en informática. Pero al final dio 
igual, porque vivir lejos de casa, estudiando y relacionándome al mismo 
tiempo, era demasiado para mi cuerpo y mi mente envenenados. Duré menos 
de dos semestres. Volví a casa y busqué trabajo, pero eran demasiado 
para mí y me hice a la idea de que tendría que solicitar una ayuda por 
discapacidad. No me la habrían concedido con el diagnóstico del síndrome
 de autodestilación, porque el gobierno y los médicos no lo reconocían. 
Pero, para entonces, ya había acumulado diagnósticos de síndrome de 
colon irritable, síndrome de fatiga crónica, depresión y ansiedad, así 
que me concedieron la ayuda.
 
¿Cuándo fue eso?
 Viví de la ayuda por discapacidad y el apoyo de mi familia desde 1999 
hasta 2008, cuando una página web que puse en marcha, dedicada a 
informar de enfermedades crónicas poco conocidas –
The Environmental Illness Resource–
 empezó a generar algunos ingresos gracias a la publicidad. Entonces me 
di de alta como autónomo. Sin embargo, ese período de autosuficiencia 
solo duró hasta 2012, y ahora me mantienen mis padres y mi maravillosa 
novia Mandy, con quien ahora vivo. Sigo llevando The Environmental 
Illness Resource lo mejor que puedo, porque la información que facilita 
ayuda a mucha otra gente con problemas parecidos a los míos.
 
¿Qué estarías haciendo ahora de no padecer el síndrome de autodestilación?
 Tenía la ambición de ser profesor, atleta profesional, científico, 
ingeniero o piloto de avión. Pero tengo casi 35 años de edad y me paso 
los días en casa, siendo cada día una lucha. A pesar de todo hago lo que
 puedo por ser positivo y mantener las amistades y creo que algún día 
recobraré la salud. Todo lo que quiero es una oportunidad de ganarme la 
vida, tener una familia y disfrutar relacionándome y teniendo aficiones.
 
¿Con qué frecuencia te sientes borracho o resacoso? ¿Es algo de todos los días?
 Si tuviera que comer una dieta normal, conteniendo grano, fruta y 
comidas procesadas con azúcar añadido, experimentaría los síntomas que 
he descrito todos los días, pero he aprendido a adaptar mi dieta para 
minimizar la fermentación en mi intestino. Durante años me he alimentado
 con una dieta como de la Edad de Piedra, basada en carnes, verduras, 
nueces y semillas. A pesar de esto, el problema básico que provoca esta 
situación no ha sido tratado de forma suficiente, de modo que sigo 
sufriendo síntomas crónicos, incluyendo fatiga, dolores, intolerancia al
 ejercicio y el estrés y disfunción cognitiva, que no son los síntomas 
de una severa resaca aguda.
 
 Imagino que esto puede que sea lo último que querrías hacer, 
pero, ¿alguna vez has comido una gran cantidad de alimentos azucarados 
para emborracharte por motivos recreativos?
 Imagino que esto puede que sea lo último que querrías hacer, 
pero, ¿alguna vez has comido una gran cantidad de alimentos azucarados 
para emborracharte por motivos recreativos?
 Sinceramente, a veces, en situaciones de tipo social –o cuando no tenía
 otra cosa disponible, si estaba lejos de casa– en que no he tenido más 
remedio o me han obligado a comer cosas azucaradas o con harina. Pero, 
como norma, prefiero mantenerme fiel a la dieta baja en hidratos de 
carbono, porque las consecuencias negativas pesan más que el placer 
momentáneo. El síndrome de autodestilación siempre me ha hecho sentir 
más resacoso que borracho. Aunque hay gente que asume que esta 
enfermedad es una forma barata de emborracharse por motivos recreativos,
 desgraciadamente esa no es la realidad.
 
Pero te puedes emborrachar ingiriendo azúcares y carbonos, ¿verdad?
 Sí. Hubo muchas ocasiones, sobre todo en los últimos años en el 
instituto, en que me sentí borracho sin haber consumido nada de alcohol.
 En realidad yo los describiría como períodos más que momentos, porque 
podían durar hasta varias horas. Estos períodos de intoxicación siempre 
llegaban después de una comida y, al cabo de unas horas –el tiempo 
habitual de digestión y absorción– los efectos se desvanecían y sentía 
como regresaba el estado de consciencia normal.
 De esa época sobre todo recuerdo sentirme frustrado porque mi cerebro 
no funcionara al nivel al que yo estaba acostumbrado. Miraba las 
ecuaciones en mis clases de ciencia favoritas y sabía que no debería 
tener problemas entendiéndolas y resolviéndolas, pero en esos momentos 
me parecían un galimatías. También hubo veces en que no actué de manera 
acorde a mi forma normal de ser. Por lo general, en el colegio yo era 
amigo de todo el mundo, una mariposa social. Pero en algunas ocasiones 
molesté a la gente con un comportamiento poco característico en mí, 
parecido al de un borracho, causando problemas y diciendo cosas que no 
dirías estando sobrio.
 
No parece divertido. ¿Cómo suele reaccionar la gente cuando les dices que tu cuerpo produce su propio alcohol?
 Las reacciones varían mucho, de una tozuda incredulidad a aquellos que 
pueden imaginar cómo debe ser tener esta enfermedad. Soy afortunado por 
seguir en contacto con algunos de mis amigos más cercanos de los días 
del instituto, porque entienden la enfermedad como si la tuvieran ellos 
mismos.
 
¿Resulta la enfermedad más difícil de sobrellevar por el hecho de que tan poca gente sepa de ella?
 Sin duda. Y constantemente leo en mi página web mensajes de visitantes 
que sufren la enfermedad, diciendo que su médico, jefe, compañeros de 
trabajo e incluso amigos, familia y parejas, no lo entienden. Muchas 
veces, la gente se cree que este problema nos lo inventamos.
 
¿Qué aconsejarías a otras personas que sufren síndrome de autodestilación?
 Me gustaría que los lectores que crean que pueden sufrir síndrome de 
autodestilación sepan que existen tratamientos efectivos, sobre todo si 
la enfermedad se descubre pronto. Cuando yo caí enfermo era algo 
totalmente desconocido y de adolescente me pasé los primeros diez años 
haciendo todo lo que no tenía que hacer, empeorando el problema y 
dificultando mucho la recuperación. Espero que mi historia ayude a que 
la gente reconozca esta enfermedad en sí misma o en sus seres queridos y
 que busquen ayuda y consejo tan pronto como les sea posible.
 
Gracias, Matthew.