
Antes de convertirse en 
una marca,
 España fue unidad de destino en lo Universal y reserva espiritual de 
Occidente, entre otros títulos honoríficos. Lógicamente, también fue la 
cuna de algunos de los símbolos españoles más identificativos de 
Celtiberia como el himno de España, la expresión “¡olé!”, las 
españoladas del desarrollismo o el baile de los Pajaritos… ¿o va a ser 
que no?
A continuación, diez iconos nacionales que son tan españoles como la mantequilla de cacahuete.
Asturias, patria querida
Origen: Cuba
Entonados con varios litros de sangría antillana, nos ponemos a 
cantar a voz en grito ‘Asturias, patria querida’, himno oficioso de 
Asturias y, en general, de los borrachos de este mundo. Pero resulta que
 el compositor de tan afamado tema no es asturiano ni español, sino 
cubano: Ignacio Piñeiro, hijo de un asturiano emigrado a La Habana y que
 compuso la canción en 1926, sin haber puesto nunca un pie en Asturias, 
según 
descubrió el investigador 
Fernando de la Puente.
Piñeiro escribió el ‘Asturias, patria querida’ en homenaje a su padre, que volvió a su pueblo natal, 
Grado,
 en la década de los 20. Cuando por fin pisó suelo asturiano, se topó 
con dos sorpresas: su padre había muerto y su canción ya era muy popular
 en Asturias, donde se había extendido gracias a la correa de 
transmisión de la emigración.
 ¡Olé!
Origen: Árabe
¡Olé!
Origen: Árabe
Asturias es España y lo demás tierra conquistada. Si ‘Asturias, 
patria querida’ viene de Cuba, ¿qué nos queda? ¿Qué tal la interjección 
“¡Olé!”, que lo mismo sirve para celebrar un 
quejío flamenco que 
la verónica ejecutada con maestría por un arlequín fluorescente? Buen 
intento, pero no: “olé” es una derivación de la exclamación 
“¡Alá!” (
Allah), que los moros acostumbraban a gritar cuando el bailarín 
lograba encandilar
 al respetable con sus pasos de baile: los devotos del Islam expresaban 
así que el poder de Alá se había encarnado en el cuerpo del bailarín. Y 
de Alá, a Olé, un paso.
 El baile de los pajaritos 
Origen: Suiza/Bélgica
María Jesús
El baile de los pajaritos 
Origen: Suiza/Bélgica
María Jesús (y su acordeón) se convirtió en la estrella más 
rutilante de la escena pop española durante 1981, cuando el baile de los
 Pajaritos arrasó las pistas de baile, de Benalmádena a Lloret de Mar. 
Los españoles estábamos admirados de que los guiris conocieran la 
coreografía de aquel baile genuinamente español…
Si no fuera porque los europeos llevaban dos décadas bailando el 
Baile de los Patos,
 popularizado por la banda Cash & Carry a partir de una melodía 
compuesta por el acordeonista suizo Werner Thomas en un restaurante de 
la estación de Davos. A raíz del éxito de 
Cash & Carry, la discográfica belga Intervox creó una 
lucrativa franquicia, fichando a intérpretes locales, incluyendo a 
Romina y Albano en Italia (
‘Il ballo del qua qua’), 
René & Nathalie en Francia (
‘La dance des canards’) y nuestra María Jesús y su acordeón en España para extender la “gripe aviar” por todo el continente.
 Las españoladas
Origen: Alemania
Las españoladas
Origen: Alemania
Durante la Transición surgió en España uno de los géneros más 
reconocibles del cine patrio: la llamada españolada, una película que 
tenía en común ciertos ingredientes: 
Alfredo Landa, humor casposo y suecas ligeras de cascos. Lamentablemente, las españoladas ya las habían inventado unos años antes… los alemanes, según el sensacional hallazgo del 
Doctor Repronto, quien asegura haber hallado el 
epítome de este vilipendiado movimiento: 
‘Beim Jodeln juckt die Lederhose’
 (1974), una película de destape alemana que transcurre en Suiza. Parece
 ser que los alemanes de la época estaban, al menos, tan salidos como 
los españoles.
 El himno nacional
Origen: Prusia
El himno nacional
Origen: Prusia
El himno nacional de España, la 
Marcha Granadera, suena en los
 altavoces de los estadios cada vez que nuestros deportistas se 
adjudican un antorchado en una competición. Pero nuestros atletas no 
pueden cantarlo en el pódium pues, como acredita el 
Guinness de los Records, es el himno nacional instrumental más antiguo del mundo.
Pues bien, el himno de España no es español sino alemán. O más bien, prusiano, pues fue 
el regalo que 
Federico Guillermo I de Prusia
 a su sobrina María Amalia de Sajonia con motivo de la boda con el rey 
Carlos VII de Nápoles, quien más tarde llegaría a ser el rey Carlos III 
de España, tal y como desvela el estudioso del fenómenos bizarro 
Raúl Minchinela en sus 
Reflexiones de Repronto.
 ¡Y viva España!
Origen: Bélgica
¡Y viva España!
Origen: Bélgica
De modo que el himno español no es español… ¡Siempre nos quedará el himno oficioso, ‘Y viva España’, de 
Manolo Escobar. Pues va a ser que no: la famosa tonadilla no es sino una adaptación del tema 
‘Eviva España’ (sí: “eviva”), que popularizó la cantante belga Samantha en 1972 en su lengua materna: el flamenco.
Tal y como relata Alfred López en el blog 
Ya está el listo que todo lo sabe,
 la canción se convirtió en un verdadero bombazo en todo el mundo… hasta
 que un año después llegó a oídos de Manolo Escobar, que convirtió el 
tema en su célebre himno ‘Y viva España’, todo un himno nacional 
alternativo que llegó a vender 40 millones de copias y por el que 
todavía es recordado el cantante.
 La sangría
Origen: Antillas
La sangría
Origen: Antillas
Después de este doble torpedo en la línea de flotación de nuestro patriotismo más vale que tomemos un refrigerio. ¿Qué tal una 
españolísima sangría? ¡Puuuuhhh, error! Nuestro cóctel más universal (con permiso del kalimotxo) es en realidad un refresco originario de las 
Antillas, donde ya se bebía en el siglo XVIII y donde era conocido por su nombre inglés, “
sangaree”. Los colones franceses también adoptaron este cóctel que incluía “vino, hielo y nuez moscada” y lo bautizaron como “
sanggris”.
A España no llegaría hasta principios del siglo XIX, según recoge el padre 
Esteban Torres en su 
diccionario de 1788,
 por más que ahora sea el brebaje favorito de los ingleses que hoy 
veranean en la Costa del Sol, tataranietos de aquellos otros que se 
tostaban bajo el sol caribeño dos siglos atrás.
 “Yo soy español, español, español”
Origen: Rusia
“Yo soy español, español, español”
Origen: Rusia
Ya lo vimos con el himno, con el viva a España y con Asturias, patria querida. Y es que, como sostiene el antipatriota 
Raúl Minchinela,
 “cada vez que el español tiene algo que celebrar utiliza una canción 
extranjera”. El caso del “Yo soy español”, el reciente ripio asonante 
con el que la hinchada “de la Roja” celebra sus triunfos, no podía ser 
una excepción: se trata de una adaptación irónica del tema ruso 
‘Kalinka’, improvisado por los seguidores españoles durante un Rusia-España en las semifinales de la Eurocopa de 2008.
Desde entonces, y a falta de letra para el himno, lo entonan los 
fervorosos animadores de nuestros deportistas en cuanto tienen ocasión 
y/o cuando están beodos.
 ‘Madrid, Madrid, Madrid’
Origen: México
‘Madrid, Madrid, Madrid’
Origen: México
“Madrid, Madrid, Madrid, pedazo de la España en que nací”, miente en 
su estribillo el chotis más popular de todos los tiempos, en tanto su 
autor no es otro que el mexicano 
Agustín Lara, que dedicó el tema a la que había sido su esposa, la actriz 
María Félix, que había viajado a la capital de España a rodar la película 
‘Mare Nostrum’. En un desesperado intento por recuperarla, Lara 
compuso su célebre pieza
 sin haber pisado jamás ni Madrid ni España, un homenaje en la distancia
 que tiene su premio con una estatua de bronce en Lavapiés.
El origen mexicano del chotis pone de manifiesto el paradójico 
cosmopolitismo del hierático baile madrileño, cuyas raíces están en la 
lejana Escocia: el 
schottis.
 La gripe española
Origen: Francia
La gripe española
Origen: Francia
España es conocida allende sus fronteras por los toros, el flamenco, 
la paella y la sangría, pero hace un siglo su nombre fue sinónimo de 
muerte y devastación: la llamada gripe española aniquiló entre 
30 y 50 millones de personas
 y contagió a la mitad de la población mundial al final de la I Guerra 
Mundial. Por esta vez, y sin que sirva de precedente, podemos desmentir 
con orgullo esta falsa atribución: 
la pandemia no tuvo nada de española.
 El motivo por el que fue etiquetada con ese gentilicio es que España 
fue neutral durante la contienda y, por tanto, los periódicos españoles 
fueron los únicos en Europa en informar libremente sobre la misma.