
Un empresario cordobés 
natural de Fernán Núñez llamado José Luis Aneri Molina es por ahora el
 único sospechoso de la desaparición de 4,4 millones de euros que la 
Comunidad de Madrid destinaba a subvenciones para cursos de formación. 
Se trata de una estafa a gran escala que afecta a unas treinta 
asociaciones empresariales que recibieron el dinero y le dieron todos 
los poderes de la gestión a Aneri. El Gobierno regional reclama ahora la
 devolución del dinero público a las asociaciones aunque algunas de 
ellas no pueden afrontar estos pagos.
Fueron los propios técnicos de la Dirección General de Formación los 
que dieron la voz de alarma en febrero de este año y señalaron las 
irregularidades que se estaban produciendo en la justificación de las 
subvenciones del año 2011. José Luis Aneri, la persona que figuraba como
 apoderado y persona de contacto para una treintena de asociaciones no 
contestaba a los requerimientos de la Dirección ni enviaba los 
justificantes de las ayudas. Ante la falta de comunicación con Aneri, 
los técnicos se pusieron en contacto con las asociaciones y descubrieron
 que estas no sabían absolutamente nada de lo que estaba pasando: 
desconocían que estuvieran incumpliendo con la justificación de las 
ayudas y no tenían ni idea de que la Comunidad les estuviera apremiando a
 pagar con la amenaza de embargo.
Las asociaciones contaron a los técnicos de la Dirección General de 
Empleo cómo José Luis Aneri se había convertido en su representante. 
Según ese relato, el empresario, apoderado único de la empresa Sinergia 
Empresarial, con domicilio en la calle de Orense número 27, se presentó a
 las entidades en 2011 para venderles cursos de formación no 
presenciales a través de su plataforma de Internet. No solo logró vender
 los cursos, también les convenció para que le pusieran como persona de 
contacto para recibir él mismo todas las comunicaciones de la Comunidad 
de Madrid y para gestionar las solicitudes de las subvenciones. En la 
base de datos de los técnicos todas las asociaciones tenían como 
domicilio el 27 de Orense.
Aneri logró además que las organizaciones le transfirieran el importe
 de las ayudas que habían recibido de la Comunidad en función de los 
alumnos que iban a apuntarse a los cursos. Se aseguró así el control de 
todo el proceso desde de la petición de las ayudas, la enseñanza de los 
cursos y la presentación de justificaciones a la administración.
José Luis Aneri se presentó a los colectivos para dar clases en Internet
 
Aneri realizó los cursos pero no justificó debidamente toda la 
documentación que le exigía la Comunidad de Madrid. Fue ahí cuando los 
técnicos empezaron a investigar. Entre otras cosas, se dieron cuenta de 
que algunos alumnos habían sido duplicados. Uno de ellos, por ejemplo, 
había asistido a 25 cursos entre el 1 y el 30 de noviembre de 2012, año 
en el que se impartían las actividades de formación con las ayudas 
concedidas en 2011.
Un hermano del empresario está ayudando a los colectivos estafados
 
Todas estas cuestiones se encuentran en un informe de la Dirección 
General de Empleo de la Consejería de Empleo, Turismo y Cultura al que 
este periódico ha tenido acceso. El informe, firmado por el jefe de Área
 de Formación Continua, Vicente Ferreras Carpintero, está fechado el 28 
de octubre de este año. “A lo que se ha dedicado este señor desde 
principios de año”, concluye el informe “es a crear una barrera entre el
 Área de Formación Continua y las entidades, alargando un posible 
desenlace en los problemas que se plantean en la justificación”. “Al 
constar en las solicitudes como persona de contacto”, prosigue el 
escrito, “todas las comunicaciones que se realizan para que justifiquen y
 certifiquen alumnos, van a él y no pasa la información a las entidades 
para que sepan lo que está ocurriendo”.
El Ejecutivo regional asegura que no ha existido falta de control
 
Según el escrito, el plan de Aneri era posponer el problema hasta que
 ya fuera demasiado tarde para actuar. “Las entidades solo se enterarían
 del asunto cuando aplicando el Reglamento de Recaudación, la Agencia 
Tributaria procediese a embargar sus cuentas corrientes o iniciara 
apremio sobre su patrimonio. Esto ocurriría en un plazo que puede ser de
 varios años”, concluye el informe.
La cantidad estafada podría ascender a 4,4 millones de euros, según 
fuentes de la Consejería de Empleo. El organismo ha reclamado ya a las 
asociaciones que devuelvan 2,7 millones. El resto, 1,7 millones, está 
todavía en fase de justificación. Es decir, las asociaciones están 
buscando toda la documentación posible para que las cuentas cuadren. Por
 ahora, la información que la Comunidad de Madrid ha recibido no es 
suficiente. Se da la circunstancia además que ese dinero procede de la 
cantidad que da el Estado central a las comunidades para formación, es 
decir, que es el Estado ante el que hay que justificar en último término
 qué es lo que se ha hecho con las subvenciones.
Según la Consejería no ha habido falta de control por parte del 
organismo público. “Se han puesto más medios de lo que marca la ley para
 hacer un seguimiento de la formación continua”, asegura un portavoz del
 organismo autonómico a este periódico. “En la formación presencial se 
visitaban los cursos, pero esto es teleformación, a distancia, y él se 
ha valido de eso”, concluye.
Las asociaciones afectadas confiesan que no saben cómo afrontar las deudas
 
Las asociaciones estafadas supuestamente por Aneri no saben muy bien a
 quién recurrir y qué hacer todavía con este caso que podría dejarles un
 agujero en sus cuentas del que resultaría muy difícil salir. Muchas de 
ellas no son grandes organizaciones aunque algunas tienen una existencia
 de más de cuarenta años. Estas entidades engloban a empresarios de 
diferentes gremios, desde carniceros a propietarios de locales de copas.
 “No sabemos muy bien qué hacer con este señor. Tendremos que 
denunciarle ante la justicia, pero estamos viendo si lo hacemos todos 
juntos”, adelanta uno de los responsables de APROSA (Asociación 
Profesional de Salas de Despiece y Empresas Cárnicas), una de las 
organizaciones estafadas.
“Le dimos el 100% de la subvención que nos dieron pero él no 
justificó los cursos ni hizo parte del trabajo”, explica el responsable.
 Algunos asociaciones como APROSA han acudido a sus organizaciones 
patronales como la CEIM, Confederación Empresarial de Madrid, para que 
les asesore. El consejo solo puede ser uno, según la CEIM: pongan sus 
cuentas al día con la Administración. Fuentes del sector señalan que 
algunas organizaciones corren peligro de desaparecer si finalmente les 
embargan y reconocen que han pecado de exceso de confianza al darle 
todos los poderes a una sola persona.
Es un familiar de Aneri el que está intentando ayudar a las empresas a
 justificar lo que sea posible con los expedientes que han encontrado. 
Este periódico habló con él ayer. Su explicación permite dibujar 
ligeramente el perfil de un empresario al que todo el mundo está 
buscando. El familiar, muy enfadado, dijo por teléfono que la empresa ha
 desaparecido y que Aneri dejó de pagar a sus empleados hace tres meses.
 “Hay trabajadores que no han obtenido el despido”, señaló el familiar. 
Explicó que, desde hace un año y medio, coincidiendo con su separación, 
José Luis Aneri entró en una espiral que le ha hecho desatender a su 
familia y a su profesión. “Esto ha sido obra suya de principio a fin”, 
zanja el familiar que no pudo aportar datos sobre el paradero del 
empresario.
Nadie contesta al teléfono de las oficinas del 27 de la calle de 
Orense y todos los teléfonos de su página web son respondidos por un 
contestador. Nadie ha aportado por ahora más datos que expliquen por qué
 Aneri lleva más de un año y medio engañando a todos sus clientes y a la
 Administración y mucho menos del paradero de los 4,4 millones de euros 
de las arcas públicas que ahora tendrán que reponer las asociaciones que
 han sido estafadas.
 
 
Última conexión, Brasil
José Luis Aneri —el empresario que contrató 10 millones de euros con 
las Administraciones públicas en cursos de formación— tuvo hasta ayer un
 perfil de usuario en la red Facebook. En él colgó varias fotografías 
suyas siempre rodeado de atractivas jóvenes y un vídeo, en el que se 
veían las imágenes de una fiesta multitudinaria celebrada en un gran 
pabellón brasileño. Aneri no aparecía en las imágenes, aunque sí estaba 
etiquetado en ellas.
En su perfil también se podían ver fotografías de lugares 
paradisíacos, hoteles de lujo y celebraciones con amigos o conocidos. 
Algunos de los comentarios estaban escritos en portugués. De hecho, 
varias de las personas que se encontraban entre sus amigos en la red 
social son de nacionalidad brasileña. En el último de los comentarios 
recibidos por Aneri en Facebook, fechado el 30 de noviembre, una joven 
rubia de entre 20 y 30 años, le decía: “Felicidades, papi”.
Este periódico intentó ponerse en contacto con él mediante mensajes, 
ya que según esta red social se encontraba en una localidad brasileña. 
Aneri leyó supuestamente la petición enviada. Su respuesta fue el cierre del perfil.
Aneri, de 34 años, lleva al menos un año sin contactar con sus dos 
hijos. Su exmujer, Celia Jariol, señala que en febrero tramitó el 
divorcio, pero que él nunca se presentó. “Él llevaba una doble vida”, 
señala Celia Jariol. “Mi vida con él fue un engaño tras engaño. Sé que 
puso mi nombre en algunas de sus empresas, pero no sé nada porque él me 
dejaba al margen de todo”, dice la exesposa de Aneri, que ha puesto el 
asunto en manos de su abogado.