Phoebe Crowson sufre de epidermolisis bullosa distrófica recesiva, este padecimiento hace que las tres capas superiores de la piel se desprendan al más mínimo golpe o roce.
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La piel de esta pequeñita es tan frágil como las alas de una mariposa, tanto que incluso un abrazo de su mamá podría perjudicarla gravemente.
Esta enfermedad hace que la pequeña Crowson llore cada vez que la tocan o al cambiarse la ropa.
Una de las graves consecuencias de salir a la calle es que el viento puede causarle ceguera temporal si llegara a entrar polvo a sus ojos.