miércoles, 11 de noviembre de 2015
La plácida muerte de Herminio, el follagallinas
“Castigo divino a la zoofilia, pasión que aplasta una roca asesina. Todos se ríen porque adivinan qué hacía el difunto con una gallina”
Def Con Dos, “Pánico a una muerte ridícula”
El 11 de diciembre de 1990 terminaba abruptamente en una pedanía de Orense una historia de amor entre un hombre y una gallina, un Romeo y Julieta interespecies. El hombre se llamaba Herminio Rivera Couceiro, tenía 39 años, era natural de Orense y pasará a la posteridad como el poco imaginativo apodo de “Follagallinas” (me follé una gallina y me llamaron follagallinas, ya saben).
Herminio y su amante buscaron un espacio de intimidad en una cueva a orillas del río Miño. Una vez metidos en faena, los embates de la pasión provocaron que el techo de la cueva se desplemoran sobre la pareja, fulminando al desgraciado Herminio y a la aún más desgraciada gallina, que al peso de la roca sumó el de su pareja.
Probablemente la familia de Manuel haya sepultado en el olvido las lamentables circunstancias de su deceso porque, contrariamente a lo que afirma Def Con Dos en su canción, una vez vista la imagen, no queda lugar a la imaginación de lo que el caballero del bigote hacía con su amiguita ponedora.
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