No se trata de fórmulas químicas para convocar a difuntos, ni recetas mágicas para ver presencias irreales: el modo en que la ciencia logró, por primera vez, dar lugar a un fantasma “real” fue buceando en la profundidad de la mente. Un grupo internacional de neurocientíficos ha logrado detectar y demostrar los fundamentos técnicos de ese fenómeno que atraviesa las épocas y las culturas: la visión de fantasmas.
Las causas de estas fallas se encuentran en el cansancio, el miedo y los desórdenes neurológicos. Tan efectiva resultó la creación del fantasma de laboratorio que algunos voluntarios, que desconocían hasta entonces el objetivo del experimento, pidieron la interrupción de la prueba al no soportar a los fantasmas; porque, claro, la sensación puede ser común a todos, pero cada uno la rellena con su repertorio personal de monstruos. Más allá de la posibilidad de explicar un fenómeno tan misterioso, esta investigación podría favorecer a la comprensión de los síntomas de pacientes con esquizofrenia, que padecen continuamente intensas alucinaciones.