FERNANDO BAENA
24 de Julio
Croquetas. En la mesa de la esquina, el dueño y un contertulio hablan
algo acaloradamente de negocios: producto, tanto por ciento,
porcentajes, toco-mocho... El cierre del chaflán de enfrente está medio
subido y por ahí sale el ruido del martillo neumático. Cuando se van los
de al lado, aprovecho para para correrme allí en busca de un poco más
de separación y de frescor atomizado. La chilena/o
se detiene enfrente mientras escribe en su móvil. Hay hipsters a babor,
pero duran poco. Pasan Dolo y Sindo camino de sus ocupaciones. La
terraza se va liberando y se hace un poco de paz. Podría decir esto si
dos parejas de actores sentados respectivamente tres y cuatro mesas más
allá no me obligaran a escuchar sus conversaciones. No tengo la cabeza
hoy para voces tan altas. Bostezo. Pasa el rumano del cartel invertido
con el cartel colocado correctamente. Omar no le deja tiempo a pedir ni a
comerse las croquetas. Escucho la palabra porco mientras se aleja por
el lado opuesto de la terraza. Nota: aceite, vino, tónica, filetes.