Cada día se realizan millones de llamadas a números de información en todo el mundo, y muchas de estas consultas rozan el absurdo. Por suerte, no te vas a quedar con ganas de conocerlas, porque losempleados australianos de este sector han hecho públicas las 10 consultas más insólitas que han recibido.
1 – ”¿Me puede facilitar el número de Internet?”. Aún hoy no saben cómo responder a esta pregunta.
2 – “Mi gato acaba de morir, ¿puedo solicitar la devolución del dinero de los pañales que nunca utilizó?”. A partir de ahora, los supermercados tendrán que promocionar algo como “si no lo puede disfrutar en vida, le devolvemos su dinero”.
3 – “Tengo invitados en casa y son muy groseros. ¿Estoy obligada a avisarles antes de echarles de casa?”. Cuando el teleoperador le preguntó si había alguna clase de contrato de vivienda entre los individuos y él, el hombre confesó que simplemente se trataba de la familia de su marido, a la que no soporta.
4 – “He contratado un rato de placer con un hombre y no estoy satisfecha. ¿Hay alguna ley que le obligue a devolverme el dinero?”. Y, por si no fuera suficiente, la mujer añadió: “Es de esperar que sea más guapo que tu marido y él definitivamente, no lo era”.
5 – “Necesito reparar mi sombrero”. Cuando le preguntaron por la “avería”, la mujer dijo que la prenda había salido volando en un día de viento.
6 - “¿Qué debo hacer con un cadáver? ¿Qué pasa si la persona no está muerta? Si descubro el cuerpo, ¿soy responsable de los gastos del funeral?”. Y no, no era un número de atención al cliente para mafiosos.
7 – “¿Necesito un permiso oficial para enterrar un cadáver en mi patio?”. Quizá le hubiera salido más a cuenta hacerlo sin avisar, ¿no?
8 – “El taxidermista ha engordado el cadáver de mi perro y ya no parece el mismo que cuando vivía”. Si esto es verdad, da más miedo morirse que nunca. ¿Engordará la muerte?
9 – “Mi casa está embrujada, ¿puedo romper el contrato de alquiler por este motivo?”. Hombre, si no dijo nada de que quisiera compartir piso, el hombre tiene razón.
10 – “El constructor que se encarga de las reformas de mi vivienda ha movido una piedra y mi casa ya no parece mi casa”. Cuando el teleoperador le preguntó por el tamaño de la piedra, el hombre le respondió que era del tamaño de su mano.