Los juguetes más seguros
La seguridad de los productos es una de las preocupaciones de la OCU. Y esto es aún más evidente en el caso de productos para niños, como los juguetes. Que los niños jueguen seguros, es responsabilidad de todos:
De los fabricantes, deben cuidar el diseño de los juguetes, respetar las normativas de seguridad y ser transparentes en la información.
De los padres y educadores, que deben buscar los juegos más adecuados para los niños. Son responsables a la hora de escoger los juguetes. Y es que los juguetes son divertidos, pero también pueden ser peligrosos: piezas pequeñas, elementos que se desprenden, materiales tóxicos en la composición, un juguete que se rompe dejando bordes cortantes o dejando expuestas partes peligrosas de su interior. Todos estos son posibles problemas. Sigue nuestros consejos... y evita riesgos.
En qué fijarse al elegir
- Elige el juguete en función de la edad del niño. Procura que los niños más pequeños no usen los juegos de sus hermanos o amigos mayores.
- Antes de comprarlo, conviene leer las advertencias de seguridad y las instrucciones de utilización: si no vienen en español, busca mejor otro juguete.
- Cuidado con las piezas pequeñas. Son uno de los riesgos más comunes, sobre todo para los niños de menos de 3 años.
- En la tienda, antes de decidirte, pasa la mano por las aristas y los bordes para comprobar que no cortan ni tienen rebabas...
- Un juguete frágil, que se quiebra fácilmente, una vez roto, puede presentar puntas afiladas: tenlo en cuenta.
- Los juguetes que sean muy duros y tengan elementos protuberantes pueden dañar a un niño pequeño.
- Si el juguete lleva pilas, comprueba que el compartimento de las pilas es difícil de abrir.
- Juguetes como patines, monopatines, bicicletas, etc. deben ir acompañados de un equipo de seguridad (casco, rodilleras...).
- No compres juguetes con cintas o cordones largos si van destinados a los más pequeños.
- Hay riesgos que no se ven:
- Hay que tener cuidado con las sustancias tóxicas o con compuestos químicos peligrosos. Por ejemplo, los ftalatos o algunas pinturas con elevado contenido en metales pesados (plomo o cadmio) son tóxicas, y están prohibidas o no pueden usarse a partir de ciertos límites. Otras veces se emplean disolventes que pueden ser irritantes para la piel, las mucosas o afectar al sistema nervioso.
- De igual manera en este tipo de productos nunca deben usarse materiales inflamables o que ardan con facilidad.