Si bien es cierto que los primeros indicios del
bikini, esa prenda de dos piezas que las mujeres usan para tomar el sol
en la playa o lugares de descanso, están en La Villa Imperial del Casale
de Piazza Armerina en Sicilia, Italia, en un mural que tiene más de mil
600 años de antigüedad, la realidad es que este traje tal como lo
conocemos se debe a la imaginación del ingeniero mecánico Louis Reard,
parisino que con esta idea alegró la pupila masculina al hacer que las
mujeres mostraran más piel en los momentos de relax.
Louis Reard murió el 16 de septiembre de
1984, cuando cumplió 87 años de edad, sin embargo, su legado en la
industria del vestido y la moda lo ha inmortalizado.
Reard fue ingeniero mecánico, pero por azares del destino, y por
ayudar a su madre en la zapatería Les Folies Bergère en París, entró al
terreno de la moda.
Competitivo como fue, se enfrascó en una lucha contra el diseñador de moda
Jacques Heim, puesto que ambos se empeñaron en confeccionar el traje de baño más pequeño.
Y aunque fue el modisto francés quien sacó primero la propuesta, a la
que bautizó como Átomo y lo anunció como el traje de baño más pequeño
del mundo, el ingeniero tuvo el tino de bautizar correctamente a esta
prenda, tanto que fue el nombre que quedó en el gusto del público.
Fue el 5 de julio de 1946 cuando
Reard hizo la
presentación oficial del bikini, que no era más que 30 pulgadas
cuadradas de tela distribuidas en un sujetador superior, dos triángulos
de tela y dos triángulos invertidos unidos por una cuerda como parte
inferior, que promovió como: ‘Más pequeño que el traje de baño más
pequeño del mundo’.
Esta prenda escandalizó a todos.
De hecho el ingeniero Reard tuvo problemas para encontrar una modelo
que quisiera portarlo, así que recurrió a la bailarina exótica del
casino de París, Micheline Bernardine, quien no tuvo objeción en
mostrarlo en la Piscine Molitor, una alberca pública popular en París.
El nombre Bikini se le dio porque en ese tiempo el ejército de Estados Unidos hizo explotar varios artefactos nucleares en el
Atolón de Bikini, uno
de los 29 atolones (conjunto de varias islas pequeñas que forman parte
de un arrecife de coral con una laguna interior que comunica con el
mar), que conforman las Islas Marshall, ubicadas en el Óceano Pacífico.
Por supuesto, tuvo mucho éxito y el
slogan que usó para autentificarlo se hizo lejendario: ‘
No es un auténtico bikini a menos que pase a través de un anillo de bodas”.
Cabe mencionar que el traje de baño de dos piezas ya existía, sin
embargo, lo escandaloso del bikini es que violaba una norma de etiqueta y
buen gusto:
Dejaba al descubierto el ombligo.
Incluso en las cintas de la época cuidaban mucho ese detalle.
El código de películas de 1930, conocido como Código Hays, prohibía a
las estrellas exposiciones indecentes o indebidas, y mostrar el ombligo
no era bien visto, es por eso que actrices como Ava Gardner,
Dolores del Río, Lana Turner y Rita Hayworth eran fotografiadas a menudo con trajes de baño de dos piezas, pero jamás enseñaron el ombligo.
Con el tiempo, las restricciones cambiaron y la francesa
Briggite Bardot fue quien lo popularizó en la película
Manina, la chica del bikini (
Manina, la fille sans voiles/
Manina, the Girl in the Bikin) presentada en el Festival de Cine de Cannes; tres años después se quitó la parte superior de la prenda en la cinta
Y Dios creó a la mujer.
Le siguieron actrices como Joan Collins,
Marilyn Monroe y Annette Funicello, que se ocuparon de darle más vida a esta prenda.
Sin embargo, fue en 1966 cuando Raquel Welch le dio un significado especial al bikini en la cinta
Un millón de años Antes de Cristo, que la convirtió en un símbolo sexual.
Ahora esta prenda es parte del guardarropa de la mujer actual y se lo debemos al
ingeniero Louis Reard, quien cumplirá 30 años de haber fallecido.